Abdominales

Hola,

Desde hace ya dos meses escribo un blog de sexo en la revista GQ. No lo he publicitado demasiado pero alguna vez tenía que empezar a hacerlo. Se llama "Me tomas por Carrie Bradshaw" y está linkeado en la columna de la derecha. Si mi vida sexual no sufre nuevos imprevistos, la semana que viene tenía pensado publicar este post.

Anthony Wiener quería ser alcalde de Nueva York. Se sentía preparado para ello. Tenía una casa en Brooklyn, al partido demócrata de su lado y a su mujer trabajando con Hillary. Los trajes le quedaban bien y el aliento le olía a caramelos de menta. ¿Qué más podía pedir? Era un tipo afortunado, uno de esos que por la mañana se saludan frente al espejo y se dan los buenos días. Cuando llegaba al despacho, a eso de las diez, encendía el ordenador, revisaba el mail y actualizaba sus estados de twitter y facebook. Tenía miles de seguidores en las redes sociales que aplaudían cada uno de sus comentarios. Algunas tardes le daba por contestar y mirar quién estaba detrás de los mismos. Era un tipo cercano o al menos esa era su intención. Su mujer se pasaba la vida de viajes con lo que no tenía ninguna necesidad de llegar pronto a casa. Cualquiera en su lugar habría flaqueado. Entró en el perfil de una de sus seguidoras y se quedó un buen rato mirando las fotos que ésta había colgado de su último veraneo. Salía en bikini en una playa de California. Tenía unas buenas tetas. Se emplamó. Anthony era un atleta, era capaz de follar durante más de una hora sin detenerse a tomar aire. Entendió que quizás eso era algo que también debía compartir. Se sacó unas fotos con el iPhone. Una del torso, perfectamente depilado y esculpido, como el de una escultura de Miguel Angel, otra del cuello, otra de los biceps, otra sonriendo. Se miró el paquete, pensó que por qué no, y también se lo fotografió. Acto seguido no resistió más y se masturbó. Pensó en las tetas de su seguidora y en otras muchas tetas. Pensó en su polla entrando y saliendo de muchos coños mojados, pensó en sí mismo follándose a miles de sus votantes una detrás de otra, como en una cadena de montaje (nunca mejor dicho). Se corrió sobre un informe que hablaba del deterioro medioambiental. Le pidió a su secretaria que le trajera una nueva copia del mismo y una ensalada cesar.

Pensaba complementar ese post con otro, publicado aquí, sobre los efectos que el affaire Wiener está teniendo en nuestra clase política. Pero, por si alguien no las ha visto, estas son las fotos que han acabado con la carrera política del senador newyorkino.

¿Mmmmmm te gustan mis pectorales?

Mmmmmm, nena, mira lo que te tengo preparado

Hey, amiga, soy Anthony Wiener y quiero ser tu alcalde. Vota Wiener 2013

No hace falta que diga que el día que salieron a la luz las fotografías de Anthony Wiener alguien lloró en un despacho de FAES. Alguien lloró también en la concejalía de medioambiente del ayuntamiento de Madrid. Te crees que lo tienes todo, pero no es cierto. Puedes correr cien metros en diez segundos, invadir Iraq, decidir quién será el próximo presidente del gobierno de España señalándole con el dedo, tener una hija que te llena la casa de nietos, tener una amante argelina, ser invitado a las fiestas del Bunga Bunga y al yate de Flavio Briatore. Puedes tener todo eso, sí, pero ¿de qué te sirve si no puedes tener los abdominales de Anthony Wiener? A un señor con bigote y cincuenta y ocho años los abdominales de Wiener deberían dejarle completamente indiferente pero una vez que has pasado por la política eso no es posible. Más ejemplos. Hace unos años Zapatero era un señor de provincias con tendencia a engordar que se peinaba con raya a un lado y ahora es alguien que sale a hacer footing con David Cameron. Bono era un calvito que comía queso en Toledo y ahora presume de pelazo. Durán y Lleida no era Josep Antoni sino Pepito, y le gustaba ir a visitar la granja de cerdos que un amigo suyo tiene en Lleida. Hoy es el principal candidato a destronar a Miguel Bosé del anunco de las gafas.

¡Wiener, vente para España!

Besos.

Beta