miércoles, 26 de noviembre de 2008

Deep throat

Hola,

Si fueran coherentes, a la entrada de los hospitales deberían atarte las manos a la espalda y ponerte un mono de color naranja y una capucha en la cabeza. Luego te llevarían por una sucesión de habitaciones en las que te demostrarían mil formas distintas de vejarte. Te desnudarían. Te observarían. Te palparían con guantes de latex para que no olvidaras tu condición de apestada. Te darían órdenes. Te harían tumbarte. Te harían ponerte de rodillas. Te introducirían objetos por todos tus orificios. Hablarían entre ellos en un lenguaje que tu no entenderías y reducirían tu vida a un informe de tres páginas.

Hagas lo que hagas, pienses lo que pienses, te dediques a lo que te dediques, seas quien seas, si estás desnuda y abrazada a tus rodillas en una camilla con ruedas, no eres más que un saco de órganos con la piel de gallina que detesta su condición de humana.

Luego te inyectan el virus del síndrome de estocolmo y te liberan, y les das las gracias por tu libertad aunque te digan que será efímera ya que tendrás que volver, y tu querrás volver y lo harás por tu bien. Y ya libre, pensaras que podrían haberse desnudado ellos también, aunque no fuera más que por una cuestión de igualdad, y piensas que después de todas las arcadas que has padecido cuando te atravesaban la garganta con un tubo estás preparada para rodar la segunda parte de Deep Throat y comerte hasta el fondo pollas de treinta centímetros.

Besos.

Beta

domingo, 23 de noviembre de 2008

La tía Sátur

Hola,

Debí ver a la tía Sátur unas cuatro o cinco veces en toda mi vida. En realidad no era mi tía, sino una tía de mi madre a la que visitábamos de pascuas a ramos. Vivía en la Fuente del Berro en la casa más grande que jamás he visto. Recuerdo que, a lo largo de un inmenso pasillo, se iban sucediendo las habitaciones una detrás de otra, todas cerradas a cal y canto y todas oscuras, como si hiciera un siglo que nadie entraba en ellas. Una de las cosas que más me llamaba la atención de aquella casa es que tenía una pequeña capilla que en realidad no era más que un hueco con un altarcito y una imagen de la virgen frente a una silla en la que arrodillarse para rezar.

Lo único divertido de visitar a la tía Satur era comer los caramelos de piñones que te daba y observar una especie de termómetro que consistía en una casita de la que salían, como si de un reloj de cuco se tratase, o bien un tirolés con paraguas o bien una señora con sombrilla dependiendo del tiempo que fuera a hacer. A mí, aquella casita que predecía el tiempo me parecía un invento mágico.

La tía Sátur vivía sola, no tuvo marido ni, por supuesto, hijos. Posiblemente quiso mantener un cuerpo inmaculado que devolverle al señor en el momento de morir, pero me cuesta creer que, en aquellas noches de soledad y quien sabe si llevada por la turbadora visión de unas fotografías de Rodolfo Valentino en alguna revista, no permitiera que el diablo se apoderase de su mano y le dejara explorar sus zonas más recónditas y más prohibidas.

Decían de ella que era una señora muy viajada que había visitado el Vaticano, Lourdes y Fátima en numerosas ocasiones. Tanto fervor religioso le llevó a testar en favor del obispado de Madrid, haciéndoles herederos de su piso de la Fuente del Berro, su casita tirolesa que predecía el tiempo, sus imágenes de vírgenes, sus estampitas de santos así como del resto de sus pertenencias.

Ahora que voy a morir me pregunto quién heredará mis bienes. No son muchos pero tengo un piso que, a su vez, heredé de mi padre, libros, cds, un ordenador portátil y una cámara de fotos de diez megapixels. Puede que esté exagerando con lo de la sonda por el culo pero... ¿y si las cosas salieran mal?

No quiero que mis cosas sean para mi madre ni para mi hermano. Tampoco creo que mis ex se merezcan un piso por muy bien que me lo hicieran pasar en su momento. Espero que ni el ayuntamiento ni la comunidad de Madrid vengan a meter sus sucias manos en mi patrimonio. Ni el gobierno de España. Ni ninguna ONG. Lo justo sería organizar un sorteo aunque lo injusto sería el resultado. Quizás el piso debiera dárseles a una familia de senagaleses desde el que poder organizar una red de inmigración ilegal. Y el ordenador para Lorena, para que se olvide de los problemas que le da su Sony Vaio. Y la cámara para Maysun, que sabrá sacar partido de ella. Y los cds que los cuelguen en el emule para que los disfrute todo el mundo y para joder a Ramoncín.

Me gusta exagerar.

Besos.

Beta

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Pruebas

Hola,

No me gustan los médicos. Prefiero morirme sola. Ahora dicen que me tienen que meter un tubo por el culo y otro por la boca. Dicen que en el extremo de cada uno habrá una cámara, como si fueran a rodar un corto dentro de mi. Solo Dios sabe lo que se encontrarán ahí dentro con las de cosas que yo me he comido. Prefiero ignorarlo.

Besos aprensivos.

Beta

lunes, 17 de noviembre de 2008

"Chochos malolientes"

Hola,

Si me abandonan, odio. Al principio no, al principio suelo hacerme la razonable mientras miro un teléfono que no suena y trato de convencerme de que terminará por darse cuenta que ha sido una decisión precipitada y que las cosas no estaban tan mal. Al principio, tiendo a pensar que me echarán de menos y que no es fácil pasar del todo a la nada. Tras ser abandonada, las primeras semanas, los primeros meses incluso, soy una persona completamente fiel. Como albergo la esperanza de que las cosas vuelvan a su lugar intento que todo se mantenga en su sitio. Soy una ilusa que cree que cuando ella/el vuelva a entrar por la puerta yo estaré esperando con una sonrisa y con sus zapatillas en la mano, como el más dócil de los cachorritos exhibiendo mi castidad como prueba de fidelidad y de amor.

Pasado un tiempo muerdo, y comienzo a pregonar que era una relación sin futuro que tenía que acabar antes o después. Me recubro de odio y olvido cuanto de positivo tuvo. Convierto a la otra persona en una escupidera a la que zarandeo y pateo sin descanso. Lo dicho, cuando me abandonan odio.

Todo esto viene a cuento porque el otro día tropezamos con Rubén. Venía bastante borracho. Rubén es el ex de mi ex, aquel a quien un día robé los pantalones y arrebaté el sillón y el mando a distancia. El, como es lógico, me odia. Nos dijo que qué hacíamos juntas. Nos llamó putas. Nos preguntó si echábamos de menos una polla como la suya. Le dijimos que no. Nos llamó "chochos malolientes" y "bolleras culosucio". No nos defendimos. Podríamos haberle invitado a una copa y haberle prestado el hombro para que llorara pero no lo habría aceptado. Cuando le abandonan odia. Es como yo.

Besos.

Beta

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Harajuku

Hola,

El día que los americanos lanzaron la bomba atómica sobre Hiroshima los japoneses dejaron de creer en los reyes magos. Llevaban años confiando en la fortaleza de su imperio y en los poderes, casi sobrenaturales, del emperador cuando los norteamericanos les devolvieron al mundo real poniendo ciento setenta mil cadáveres sobre la mesa de un solo golpe. Según cuentan los libros de historia, el emperador reunió a su gobierno y, en medio de la solemnidad del momento, todo el mundo comenzó a llorar antes de aceptar la rendición incondicional que Truman les proponía.

Todo eso viene a cuento porque, tengo la sensación, de que los japoneses pueden ser infinitamente retorcidos e infinitamente ingenuos al mismo tiempo. Tan retorcidos como para inventar la más sofisticada de las máquinas y tan ingenuos como para dejarse robar la cartera en la Puerta del Sol por el clásico chorizo local. Antes de venir a Japón me dijeron que este era uno de los países más seguros del mundo, y que podría caminar sola por las calles más turbias de la ciudad en plena noche sin que me pasara nada. He recorrido Shinjuku y su barrio rojo, donde los prostíbulos se anuncian con carteles en los que aparecen las fotografías de sus mejores putas y putos y, en ningún momento, me he sentido amenazada.

Tengo también la sensación de que este fue, durante mucho tiempo, un pueblo constreñido y tímido que prefería mirar hacia sí mismo antes que hacerlo hacia el exterior (quizás eso explique de algún modo su incapacidad/pereza para hablar inglés), pero también tengo la sensación de que las cosas están cambiando y que los japoneses han comenzado a "salir del armario" y a olvidarse de complejos pasados. ¿De qué otra forma sino puede entenderse el constante desfile de "raros" de Harajuku?













Evidentemente ya he vuelto de Japón. Contenta aunque sin un duro. Me quedan millones de fotos y algún post más que colgaré "en diferido".

Besos.

Beta

lunes, 10 de noviembre de 2008

Desvariando (segunda parte): La encuesta inútil

Hola,

Hace no mucho tiempo me creé un perfil en facebook llevada por la máxima de que si no tienes facebook no existes. No es que sean muchos, pero en este tiempo me he hecho con un centenar de amigos de los que en realidad conozco al veinte por ciento. El otro día, inmersa en la inquietud que me provoca Michelle Obama, se me ocurrió hacer una encuesta. Soy socióloga, los sociólogos somos expertos en hacer preguntas y sacar conclusiones erróneas. La pregunta en cuestión era: Si estuvieras acorralada en un callejón, sin posibilidad de escapar, y supieras que te iban a violar, ¿quíen preferirías que lo hiciera?:

A.- Michelle Obama
B.- Cindy McCain

De repente mi facebook se convirtió en un colegio electoral y comenzaron a llegar las primeras respuestas. A la gente le costaba decidirse, no era una cuestión fácil, pero los primeros votos estaban bastante divididos: tres para Michelle, tres para Obama.

Entra en el colegio electoral Nacho Vigalondo, siempre tan expansivo. Le observo atentamente. Coge la papeleta de... Cindy. "Para el sexo, siempre mejor los republicanos", explica. Sonrío. La balanza comienza a inclinarse del lado de McCain. Los hombres votan masivamente por Cindy, las mujeres se dividen. Escucho comentarios del tipo: "para lo viejuna que es, ¿has visto lo bien que se conserva Cindy? Voto por la McCain". Aparece Hernán Casciari. Duda. "Si es para un polvo... Michelle Obama", dice.

Hay un par de votos para Sarah Palin que, inmediatamente, son declarados nulos. También hay quienes se resisten a votar buscando todo tipo de excusas, gente que echa a correr y escapa como si lo hicieran del pelotón de fusilamiento. Otros se mojan e incluso parecen disfrutar con ello. Llega la respuesta con premio. "Todo depende, si tuviera que follármelas por delante me quedaría con Cindy McCain, si tuviera que hacerlo por detrás con Michelle Obama". Compruebo que el sexo, incluso si es obligado, puede estar sometido a sutiliezas.

Recuento los votos:

Votos emitidos: Setenta y dos.

Michelle Obama: Ventiocho.
Cindy McCain: Cuarenta y uno.
Nulos: Tres.

¿Para qué sirve mi estudio? Creo que para nada... aunque, ¿quíén sabe? Quizás si se hubiera presentado Cindy en lugar de su marido, a los republicanos les hubiera ido mejor. Quizás Obama también preferiría tirarse a Cindy antes que a su mujer. Quizás mis contactos de facebook son una panda de depravados. Quizás debería hacer caso a quienes me dicen que necesito ayuda profesional y buscarme un buen psicólogo en las páginas amarillas.

Podéis seguir respondiendo, agregarme a vuestros facebook, o volver al trabajo aunque ya se que es lunes y no apetece demasiado.

Besos.

Beta

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Desvariando (primera parte)

Hola,

"Tengo una amiga que es más guapa, más lista y posiblemente más culta que yo, y que está enganchada a Gran Hermano".

Así empiezo el post pero, de repente, comienzan las voces:

- ¿Más guapa, más lista y más culta? Eso suena demasiado pelota. Va a parecer que lo que de verdad quieres es follártela.
- Bueno, es que eso también es cierto. Me encantaría follármela.
- ¿Y?
- Es hetero y no parece fácil que deje de serlo.
- Ya, pero... nadie es hetero al cien por cien.
- Pareces Willy Toledo en "Al otro lado de la cama". No se, creo que, de momento, no tengo demasiadas posibilidades.
- Pero escribes el post para eso, este es uno de esos posts que escribes para follarte a alguien, ¿no?
- Bueno, en realidad era un post sobre Obama.
- Ahora sí que no entiendo nada, ¿un post sobre Obama?
- Si. Porque esa amiga (a la que gustosamente me follaría), me dio el único argumento convincente para no votar a Obama.
- ¿Y cuál es?
- Michelle Obama.
- ¿Michelle?
- Veamos... yo adoro a Obama, tanto que tengo un consolador llamado Barack, pero no termino de entender porqué se casó con Michelle, desconfío de ella.
- ¿Desconfías?
- Sí, creo que el veinte de enero, cuando Obama esté jurando su cargo, ella se quitará la máscara y descubriremos que es Spike Lee disfrazado. Luego soltará una arenga sobre la esclavitud y entonces sonará un disparo. Se oirán gritos y alguien correrá colina arriba. Todos se volverán hacia Barack que... estará vivo pero con cara de asombro. Entonces se oirá un rumor, y se formará un corrillo alrededor de un tipo blanco, con una bandera de "Yes We Can" y una chapita ensangrentada de Barack en la solapa.
- Beta, ¿te das cuenta de que si escribes estas cosas van a pensar que, efectivamente, has perdido la cabeza?


Regreso del limbo. Tengo una amiga enganchada a Gran Hermano. Yo también estuve enganchada las primeras SIETE ediciones. No es una disculpa, ella no necesita disculpas. ¡¡Era un experimento sociológico!!

¿A quién quiero engañar?

No somos perfectas. We are ugly but, we have the music.

Bueno, tampoco tan ugly.

Este post es un despropósito.

Michelle, me das miedo.

Besos.

Beta

lunes, 3 de noviembre de 2008

¿Feliz?

Hola,

Hoy es mi cumpleaños. Cumplo venticinco. Por el culo me la hincan.



Yo no quiero un amor civilizado,
ni recibos, ni escenas de sofá.

Yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecinas con pucheros,
yo no quiero sembrar, ni compartir.
Yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños... feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas,
yo no quiero que elijas mi champú.
Yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde.
Yo no quiero columpio en el jardín.
Lo que yo quiero, corazon cobarde,
es que mueras por mi.

Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana
nunca supe llegar a fin de mes.
Yo no quiero comerme una manzana,
dos veces por semana,
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero.
Yo no quiero besar tu cicatriz.
Yo no quiero Madrid con aguacero
ni un calvario... sin ti.

No me esperes a la noche en el juzgado,
no me pidas que volvamos a empezar.
Yo no quiero ni libre, ni ocupado,
ni carne, ni pecado,
ni orgullo, ni piedad.

Yo no quiero saber porque lo hiciste.
Yo no quiero contigo ni sin ti.
Lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mi.

Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres,
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.

Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres,
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.


Sorry, me he puesto blanda. Habrá sido Fito.

Besos.

Beta