lunes, 16 de abril de 2012

Hoy en Matrimoniadas: Los reyes de España

Hola,

- ¿Qué barrio es este?
- Prosperidad.
- Pues muy próspero no parece, la verdad.

Un coche azul con las lunas tintadas se detiene delante del Hospital San José. De él descienden la reina y un señor por identificar. Sale a recibirla el director del centro que inclina la cabeza cuando ella se acerca.

"Vengo a ver a mi marido", dice, como si alguien tuviera alguna duda sobre cuál es el motivo de su visita. El director indica a la reina el camino hasta la habitación, situada en la tercera planta del Hospital. Suben en un ascensor de los que están reservados para las camillas ya que los ascensores del vestíbulo son demasiado pequeños como para compartirlos con la reina, el guardaespaldas, el director y el subdirector del centro. Demasiado incómodo.

- ¿Ha refrescado, no?
- Sí, sí, mucho. Hace unos días parecía que estábamos en verano y ahora, de golpe, vuelve el frío.
- Es que Madrid es así.
- El tiempo está loco.
- Y mi marido... ¿todo bien?
- Su marido es un gran paciente.

La reina mira al director con cara de "no me hagas la pelota", que todos sabemos qué es lo que le ha traído hasta aquí. Se abren las puertas del ascensor y el director cede el paso a la reina. "Está en la habitación de siempre. Últimamente, por desgracia, su majestad nos visita con demasiada frecuencia". La reina avanza por el pasillo hasta una puerta custodiada por dos guardaespaldas a quienes identifica nada más ver. Entra sin llamar.

- Juanito, ¿qué te ha pasado?
- Un accidente tonto, de lo más tonto.
- Si es que no tienes cabeza.
- No digas eso del Rey y no lo digas delante de estos señores, Sofía, a ver si se nos van a poner del lado de quienes quieren que abdique en Felipe.
- Deja, deja, tú tendrás poca cabeza pero aún así tienes más que tus tres hijos juntos.

Ríen. El director del Hospital se ofrece a dejarles solos porque "tendrán muchas cosas de las que hablar". El rey le pide que se quede pero la reina le indica el camino de la puerta con un "gracias". El director se excusa y desaparece.

- Mira lo que te voy a decir... Harta me tienes, ¡harta! Me voy cuatro días a mi país a vivir la Pascua y no han pasado ni cinco minutos cuando ya estás llamando a alguna de tus putitas. Está internet lleno de fotos tuyas con la cerda esa de las cacerías. Eres... es que no tengo palabras. ¡Asco me das! Luego te quejas de tus hijas pero ¿tú te has visto? Pa té ti co, eso es lo que eres, ¡patético! ¿A quién te crees que se la vas a meter a estas alturas? ¡Infeliz, que eres un infeliz!
- Sofía baja el tono que no estamos en Zarzuela y nos pueden oír.
- Me da igual que me oigan. ¿Quién me va a oír, esos payasos que tienes en la puerta? Esos dos, si de verdad quisieran protegerte no dejarían que te montaras en un avión para irte a África a pegar tiros. ¿Pero tú sabes el SIDA que hay en África? Mira lo que te digo, a mí tú no me vuelves a tocar.
- Como si lo pretendiera.
- Pues deberías, que para eso soy tu mujer y te llevo aguantando más de cuarenta años.
- Eso ya lo hemos hablado Sofi, no me gustas.
- ¿Porqué? ¿Porque no te la chupo? Menuda cara de guarra tiene esa tiparraca, toda operada, y con esa boca que parece la Obregón ¿Te la chupa bien? Porque con esos labios de silicona tiene pinta de tener mucha práctica.
- Pero ¿qué estás diciendo?
- ¿Que si te la chupa bien?
- Pues mira, ya que lo preguntas, sí.
- Asco. Asco me das. Qué pena que te hayas partido la cadera y no la crisma. Otra vez apunta mejor a ver si te dejas los cuernos contra una piedra.
- No eres la más indicada para hablar de cuernos.
- ¿Cómo? ¿Encima presumes? ¡Ganapán que eres un ganapán!
- ¿Qué me has llamado?
- ¡Ganapán!
- ¿Y eso que cojones es? Hablas español como el culo y te inventas unas palabras que nadie ha oído nunca.
- Mira, me voy. Ya he hecho suficiente el paripé. Los fotógrafos ya me tienen entrando en el hospital, que es lo que querías. Ahora me voy y espero tarden unos cuantos días en darte el alta, a ver si me dejáis un poquito tranquila entre todos.
- Vete, vete. ¡Vete a Grecia y no vuelvas!
- Y por cierto, ¿qué haces matando elefantes?
- Pandas, si pudiera mataría ositos panda, pare joderte.
- ¡Gañán! ¡Inhumano!
- Ale, ¡con viento fresco!

La reina sale y se topa de nuevo con el director del hospital. Dice que le ha encontrado estupendo y de muy buen estado de ánimo. "Seguro que después de verla a usted se encuentra incluso mucho mejor", contesta el médico. "Seguro" murmura ella.


Besos.

Beta