miércoles, 30 de julio de 2008

Arnaldo

Hola,

Hace unos días empecé a escribir un nuevo blog. De incógnita. Se trataría un blog bastante "silencioso", que en principio debía ser leído por pocas personas y que, una vez que tuviera cierto cuerpo se daría a conocer (bien porque yo lo reseñara aquí o bien porque algún medio se hiciera eco de su existencia). La idea era que el blog estuviera protagonizado por un supuesto Arnaldo Otegi, que lamentaría su suerte desde una celda en la prisión de Martutene. Le puse como título "Martutene Break". Mi Arnaldo Otegi sería bastante memo (en esto se parecería al original), sería fan de "Prison Break" y soñaría con convertirse en Michael Schofield y escapar de prisión.

El pasado lunes El País publicó que Otegi abandonará la política cuando salga de prisión a finales de mes. Menuda mierda de noticia. Yo no sabía que Otegi saldría de prisión tan pronto y mucho menos que estaba pensando abandonar la política. Me han jodido. Meterse con un jubilado no tiene gracia. Aún así he escrito varias entradas y supongo que seguiré haciéndolo hasta que le pongan en la calle.

Alguna amiga se alegrará de lo de Otegui, más que nada porque no paraba de repetirme que tenía que andarme con cuidado con los borrocos, que se gastan muy mala ostia. No sé, me parece un poquito exagerado. Solo es un blog.

En fin, que hoy estáis de enhorabuena porque por el mismo precio de un post os lleváis seis de regalo solo pinchando aquí.

Espero que os guste.

Besos.

Beta

lunes, 28 de julio de 2008

¿Qué haces despues de follar?

Hola,

Hablo por teléfono con una amiga. De fondo se escucha un violín. Le pregunto de dónde viene la música y me dice que es su novia, que está ensayando. Luego me cuenta que no puede quedar porque acaba de reencontrarse con su novia y les apetece pasar el día juntas. Le pregunto si el reencuentro ha sido tan volcánico como me estoy imaginando y me confirma que sí. "Osea que habéis follado y ahora ella se ha puesto a tocar el violín", digo. Me contesta que no ha sido justo después de, sino que ha pasado un rato. Me pregunto qué hace la gente después de follar. "¿Qué haces tú?", me replica mi amiga.

- Observo. Observo el techo. Observo cómo la otra persona fuma en la ventana. Me observo los pies.
- Rebusco en su piel. Rebusco en mi piel.
- Me doy un par de "chutes" de ventolín.
- Descanso y reinicio.
- Digo alguna inconveniencia.
- Me ducho. Me meto en la ducha y me quedo mirando a la alcachofa con los ojos cerrados mientras dejo que el agua me golpee en la cara.
- Me lanzo a la nevera. Unas pastillas de chocolate. Unas cerezas. Un platito con restos de la cena de anoche. Algo que no requiera ningún esfuerzo.
- Telefoneo al chino y pido comida, generalmente abundante, para que sobre.
- Prosigo con lo que estaba haciendo antes de follar como si nada hubiera pasado (esto sucede cuando el polvo me pilla por sorpresa).
- Escribo en mi cabeza lo que luego, más tarde, escribiré en el teclado.
- Me visto, borro las pruebas y salgo corriendo.

Besos.

Beta

miércoles, 23 de julio de 2008

Galletas

Hola,

Llevo unos días que solo pienso en galletas. Ya se que sería más propio pensar en bollos pero yo pienso en galletas. Tengo mis razones: intento impresionar a alguien que sabe mucho del tema.

Punto número uno: Busco un video con el que ilustrar el post.



Puento número dos: Hago una tabla de Excel con mis recuerdos.

En primer lugar pongo la que lo llamo "trilogía del aburrimiento". Son esas galletas que siempre había en casa pero no porque fueran las que más gustaban sino porque nadie se las comía. Son las clásicas marías, las "tostaducas" y las "doradas". Con las primeras mi madre solía hacerme un batido para desayunar (galletas maría, leche y nesquik) antes de ir al colegio. Aquellos batidos forman parte del lado más tétrico de mi infancia. Las "tostaducas" eran como las maría pero en rectangular y, además, eran un poquito más duras con lo que se rompían menos cuando las metías en leche. Las doradas más de lo mismo. Si el mundo se redujera a estas tres galletas más nos valdría estar muertos.

Luego he añadido las chiquilín. Eran las favoritas de mi hermano por lo que no eran las chiquilín sino "sus chiquilín". Había que tener una buena excusa para atreverse a probarlas porque él se ponía hecho una fiera si lo hacías. Estaban mejor que la trilogía del aburrimiento pero también resultaban monótonas.

Mi madre tomaba (y sigue tomando) digestives, que también eran "sus digestives". Quizás no sea cierto pero yo siempre he asimilado que las digestives eran las galletas con las que mi madre combatía su estreñimiento así que nunca me resultaron demasiado atractivas.

Napolitanas: hubo una época de la carrera que fueron mis favoritas. Aparentemente podrían parecer bastante sosas pero no sé, tienen un algo. Quizás el azucar que llevan por encima, quizás el toque a canela...

Las príncipe de chocolate: cuando eres pequeña y heterosexual sueñas con tu principe azul y, cuando yo era pequeña, en este país solo había dos principes: Felipe y Bekelar (un gran corazón de chocolate). No eran habituales en la despensa. Yo solía comérmelas separándolas y desechando la mitad que se quedaba sin chocolate (lo que enfadaba sobremanera a mi madre).

Las "petit écolier": Estas casi eran (y siguen siendo) la galleta perfecta. Ahora las hay con chocolate blanco pero las que a mi me gustaban eran las de chocolate negro. Una galleta cubierta de chocolate, sin el absurdo ese de otra galleta encima. La cuadratura del círculo en el universo de la galleta. Venían de cuatro en cuatro con lo que la duda era si te comías cuatro u ocho.

Las oreo: Me resultan antipáticas porque son unas galletas mentirosas. Parecen de chocolate pero no saben a chocolate. Eso sí, tienen el tamaño perfecto.

Las de barquillo y coco (o barquillo y nata): No se si será porque asocio el barquillo a los helados pero siempre me parecieron muy veraniegas. En casa casi nunca había pero eran las favoritas de una de mis mejores amigas que siempre me invitaba.

Las campurrianas: Son galletas de tío y son galletas rurales. Tuve un amigo que se ponía tibio pero a mi me parecían incomibles.

Las cookies: Las comía aquí y me gustaban pero sin grandes aspavientos. Las probé en Nueva York y sucumbí. Nada que ver, allí fabrican coockies soft, que son como revenidas pero si ser revenidas. Son palabras mayores. Las venden en paquetes pequeños, como de diez unidades más o menos, y cuestan exactamente tres dólares. ¿Porqué lo se? Evidentemente porque eran la base de mi pirámide alimentaria cuando estaba allí.

And the Oscar goes to... LOS FILIPINOS: Adoro los filipinos (los recubiertos de chocolate negro). Son perfectos. Son adictivos. Podría sentarme a la puerta de la fábrica donde los hacen e ir devorando la producción a medida que fuera saliendo. Se pueden tomar con leche o con whisky, serena o borracha, hambrienta o saciada. Tienen forma de rueda y son precisamente, después de la rueda, uno de los grandes inventos de la humanidad. No tengo ni idea de porqué se llaman filipinos pero provocan que tenga ganas de conocer Manila.

Esto es todo y, si os ha sorprendido el post, recordad que lo he escrito para impresionar a alguien que sabe mucho de galletas.

Besos.

Beta

domingo, 20 de julio de 2008

Verano del 87

Hola,

En 1987 mi verano consistía en comer frigodedos, aprender a montar en bicicleta, quemarme bajo el sol para luego ver como me embadurnaban con toneladas de After Sun, hacer castillos en la arena que el cabrón de mi hermano se encargaba de destrozar sin ninguna misericordia, cenar en la terraza de un chiringuito donde era víctima del ataque de los mosquitos asesinos, quitarme las costras que dejaban en mis rodillas mis múltiples caídas...


No recuerdo que aquellos veranos de los años ochenta fueran especialmente felices pero la cosa cambió cuando empezaron a crecerme las tetas (no me crecieron mucho).

Besos.

Beta

miércoles, 16 de julio de 2008

Regalo de bodas

Hola,

Mi madre me ha preguntado qué le puede regalar al hijo de Esperanza Aguirre. Yo he respondido que una ballesta, a ver si hay suerte, se le escapa una flecha y tenemos elecciones anticipadas en la comunidad de Madrid. Evidentemente mi idea no ha tenido éxito. Creo que, finalmente, al pobre le caerá el típico marco de plata. Mi madre no es especialmente original en lo que a regalos se refiere y eso que, en esta ocasión, está intentando esmerarse. Se considera muy afortunada por haber sido invitada a la boda del hijo de la presidenta de la Comunidad. Se siente importante, mucho más aún cuando al parecer no han sido muchos los periodistas y los políticos invitados . A mi no me cabe duda de que es una especie de pago por los favores recibidos pero ella prefiere considerar que entre Esperanza y ella hay algo más que eso. Creo que el que sí va a asistir es Aznar, que últimamente no se pierde una.

Si yo fuera una hija como Dios manda, con un novio que trabajara de abogado en Garriges y con intención de rodearme de una prole de católicos niños en pantalón corto, quizás me casaría. Si fuera una hija como Dios manda quizás dejaría que mi madre invitara a sus amigos y conocidos y supongo que, en correspondencia, devolvería la invitación a Esperanza Aguirre. Puestos a imaginar, si esto sucediese, pongamos que dentro de cuatro años, es posible que Rajoy hubiera sido defenestrado por la vieja guardia de su partido tras fracasar en las elecciones vascas y catalanas y, es posible, que su sucesora fuera la señora que en este video se encara con una airada manifestante.



Menuda latin king. Y joder con el del pelito.

Pues eso, que puestos a imaginar, si yo fuera una hija como Dios manda es posible que una Esperanza Aguirre jefa de la oposición o, poniéndonos en lo peor presidenta del gobierno, estuviera sentada en la segunda fila el día de mi boda. Ante este panorama llego a la conclusión de que lo mío no es cuestión de rebeldía sino de simple autodefensa.

Besos.

Beta

martes, 15 de julio de 2008

Mantis

Hola,

Hace mucho, muuuucho tiempo, tuve un novio "friki", una especie de Enjuto Mojamuto que se pasaba la vida enganchado al ordenador y a la Playstation.



Era mayor que yo, tenía un piso para el solo, y yo, tan inocente, tan sugestionable, me encapriché de él. La semana pasada volví a encontrármelo, era uno de los que hacían cola frente a la nueva tienda de Telefónica para comprarse el nuevo iPhone. Estaba irreconocible. El tiempo le había pasado por encima como una apisonadora, había engordado y había perdido bastante pelo. Fue una situación extraña, apenas supe qué decirle.

Me contó que llevaba una vida de mierda, que estaba solo y que seguía enganchado a los videojuegos. Me dijo que los únicos momentos de felicidad del día se los proporcionaba su consola y, desde ese día, el nuevo teléfono de Apple. Me dijo que jamás se tiraría a Angelina Jolie pero que podría hacer sus llamadas desde el mismo teléfono que Brad Pitt. Me dijo que las televisiones de plasma, los "home cinemas" y el adsl habían terminado con las clases sociales.

Me sobrevino el pánico. ¿Aquellos delirios eran consecuencia de los treinta y muchos grados al sol o eran la consecuencia de la taradez mental en la que se quedan algunos de mis ligues después de terminar conmigo? ¿Soy una mantis religiosa?

Besos.

Beta

Posdata: Yo simplemente pasaba por la Gran Vía. No me gusta el IPhone.

jueves, 10 de julio de 2008

ONGs

Hola,

Mi madre quiere que me apunte a una ONG. Al parecer, la brillante idea se le ha ocurrido después de ver que Iker Casillas se ha ido a Perú en plan misionero (conste que no estoy hablando de nada sexual) a celebrar con unos niños (y no estoy hablando de Michael Jackson) el campeonato que ha ganado con la selección. Según mi madre, deportistas como Casillas y Nadal son un ejemplo a seguir y la demostración de que "no todos los jóvenes se dedican a hacer botellón" (creo que esas fueron sus palabras exactas).

Esta nueva afición por las ONGs me sorprende ya que ella no es precisamente de las que ponen la X en la casilla de "fines sociales" cuando rellena la declaración de la renta. Supongo que ella asocia las ONGs a monjitas misioneras, a postulantes del domund, a rollos tipo Caritas o a esos rastrillos llenos de vejestorios cuya presidenta de honor siempre es la hermana coja del rey.

Estoy segura que con todas las ONGs que existen tiene que haber algunas más divertidas, más rollo anticlerical y libertino, más de mi estilo. No es que vaya a hacer caso a mi madre pero quizás, si amenazo con hacerme de una de esas, se le empiecen a olvidar ese complejo de mala hija que intenta colgarme a la espalda. Acepto sugerencias.

Besos.

Beta

martes, 8 de julio de 2008

Vicent

Hola,

El sábado me perdí el desfile del orgullo. Por una parte me dió pena (siempre es bastante divertido) pero por otra parte, cuando una amiga me contó que le habían potado en un zapato, no tanto. Yo estaba en Denia, cambiando las carrozas por la playa. Hice lo que suele hacerse en la playa: castigar mi blanquecina piel, beber claras en un chiringuito, cagarme en los tenistas a quienes no dejaba de escapárseles la pelota hacia mi toalla y pelearme con las hojas del periódico que, lleno de arena, no quería dejarse leer. Contra lo que pueda parecer me lo pasé bien.

En la atardecida fuimos a Helios. Helios es una terracilla al borde del mar. Las olas rompen contra las rocas y te salpican los pies mientras te tomas un refresco con pajita. Tiene una decena de mesas bastante cotizadas que suelen tener un cartel de "reservado". Uno de los habituales es Manuel Vicent. El sábado estaba allí con su perfil de patricio romano, acompañado de Pilar, su mujer, y su hija Nora Vicent, cada uno delante de una copa de vino blanco. Vicent es uno de mis escritores favoritos, más por sus artículos que por sus novelas, y para mí es sinónimo de verano ya que suele ser entonces cuando releo sus libros de refritos.

Llevaba una camisa de rayas, unos pantalones de verano y nauticos en los pies. Yo intentaba pegar la oreja a su conversación pero no conseguía enterarme de nada. Según Vicent, una encuentra el sentido de la vida observando el atardecer desde el Helios, contemplando cómo el cielo se va volviendo de color morado mientras rebusca en su cabeza una melodía de Mikis Theodorakis y se imagina a los mandos de un velero con nombre de mujer. Le observé embobada y nuestras miradas se cruzaron en un par de ocasiones. Si en su próxima columna habla de una idiota con gafas de pasta sabré que se está refiriendo a mí.

Ya en Madrid se desvanece mi idílica visión de Denia.

Besos.

Beta

miércoles, 2 de julio de 2008

Masa (borrador)

Hola,

Un borracho vestido de rojo me pide un abrazo porque, según dice, somos campeones de europa y eso hay que celebrarlo. Aprieto el paso y desaparezco. Lo más parecido a jugar al fútbol que he hecho en mi vida fue patearle las pelotas a un gilipollas hace algunos años así que me resulta extraño el que intenten convencerme de que yo también he ganado el campeonato de europa. Además, si todos somos campeones, que repartan el botín (que buen apellido para un banquero) que se han metido al bolsillo Casillas y sus colegas.

Todo este rollo patriótico futbolero me tiene un poco confundida. Por una parte los patriorismos me revuelven las tripas, pero por otra me gusta ver cómo la gente se divierte y no me considero ninguna "cortarrollos". Luego está el "efecto masa", que hace que cuando te mezclas con la multitud te conviertas en un orangután salvaje por mucho que tu día a día sea interpretar a Mozart o descubrir el comportamiento de las moléculas a través de un microscopio, un efecto que lo mismo puede hacer que te quites el sujetador y se lo arrojes a una multitud embravecida o que te lances a invadir el país que más a mano te pille.

Acabo de sentir un escalofrío ante la siguiente pregunta: ¿Qué pasaria si me echara una novia futbolera? El calor me está afectando.

Besos.

Beta