Este día tenía que llegar. Todos lo sabíamos, solo era cuestión de tiempo. ¿Se puede escribir un blog durante años sin dedicarle un post a Mercadona? La respuesta es: No.
En Madrid acaban de inaugurar uno, en la calle Serrano. A la inauguración han acudido primero Ana Botella y luego Esperanza Aguirre. Ana Botella a las nueve y media y Espe a la una. Si hay algo que yo le pido a una alcaldesa y a una presidenta de Comunidad serias es que abandonen sus aburridos puestos de trabajo cada vez que se inaugura un supermercado nuevo. Lo digo en serio, es una cuestión de minimizar los daños, es mucho mejor que utilicen su tiempo en drogarse o pasear por las fruterías a que se dediquen a pensar. Por aquello de las peras y las manzanas, lo primero que ha hecho el encargado de la tienda al ver llegar a la alcaldesa ha sido llevarla a la sección de frutería.

Luego, al parecer, ha recorrido el establecimiento y ha comprado pan de avena (evidentemente para Jose Mari), galletas y cremas varias. Si algo queda claro de todo esto es que cuando te conviertes en alcalde de Madrid pierdes por completo el sentido de la realidad y tienes la sensación de que para ti nada es imposible. Es una especie de doping mental que te lleva a presentar por cuarta vez tu candidatura para los juegos olímpicos pensando que esta vez sí, y a creerte que los cráteres que tienes en la cara se irán con un par de cremas marca Deliplus. Claro que cuando tienes un marido que se pasó la nochevieja del 2000 refugiado en el búnker de la Moncloa junto a Cascos y Acebes temiendo un ataque nuclear puedes hacer lo que te venga en gana porque sabes que la cuerda de la pareja siempre seguirás siendo tú. El importe de la compra de la Botella fue de 11,24 euros con cargo al Ayuntamiento. ¿Quién va a reparar en esos once eurillos cuando tu deuda se mide en miles de millones de euros?
Después le ha tocado el turno a Aguirre. Lo primero que ha hecho ha sido dirigirse a la sección de farmacia para comprobar si Mercadona fabrica oxaliplatino de marca blanca, la quimioterapia se está poniendo por las nubes. Cuando le han dicho que no ha puesto cara de circunstancias y ha dicho que la sanidad madrileña no puede curar cánceres y atender a ecuatorianos desocupados al mismo tiempo. "O lo uno o lo otro, y a mi estos panchitos no me van a dejar sin mi tratamiento", ha comentado. Después ha cogido una cesta y la ha llenado con pan, pasta, salmón, latas de conserva, queso rallado, pizza, cremas hidratantes (no vaya a ser que la Botella tenga razón) y un lápiz de labios. ¿Pelucas tampoco tenéis, no?.
Besos.
Beta