lunes, 9 de enero de 2012

Noche de paz, noche de amor

Hola,

Todos despotricamos contra las navidades pero hay que reconocer que a veces nos dejan momentos únicos. El día 24 fui a casa de mi madre por la mañana, ella estaba terminando de poner el belén y al verme me miró con ojos de "las cosas ya no son como eran, me acuerdo de cuando eras tú quien se ocupaba de estas cosas y de lo mucho que te gustaba colocar los cerdos, las ovejas, los pastores y los angelitos". Pero no me dijo nada y simplemente me pidió que le acercara el musgo mientras despotricaba contra su asistenta boliviana por no saber dónde había que colocar a los pajes. Ella tampoco sabía muy bien dónde situar a las figuras ya que había colocado al pastor de los pantalones verdes muy lejos de la señora del cántaro en la cabeza sin tener en cuenta que ambos tienen un lío y que, cuando la habitación se queda a oscuras, follan.

"Ya que estás ahí sin hacer nada podrías bajar a comprar fiambres para la cena", me dice. Le pregunto si quiere choped o si me va a dar dinero. Me larga cincuenta euros. El paso del jamón El Pozo al Cinco Jotas no es demasiado importante para la humanidad pero es histórico para mí. Compro doscientos gramos, una torta del Casar y unos panes de diseño. Luego regreso a casa. Me dice que vendrá a cenar Miguel, "un amigo". En el lenguaje de mi madre "un amigo" quiere decir mi nuevo novio, el tío con el que estoy deseando sentarme a ver si se llevan el bote de Pasapalabra, el tío que me ríe las gracias cuando salgo en la tele, el que me dice lo guapa que estoy y lo atinado de mis comentarios. Vamos, un pringado. Su presencia le da cierto aire de emoción y suspense a la noche.

Llega a las ocho y media, puntual como un reloj. Trae una botella de Moet y unos pasteles de Mallorca. Mi madre hace las presentaciones. "Miguel, esta es mi hija Beatriz". "Beta", corrijo. Me mira con cara de "tenía ganas de conocerte pequeña putita, tu madre me ha hablado mucho de ti y, a decir verdad, nada bueno". Yo le miro con cara de "te has pasado con el tinte y se nota. Acabas de ser nominado al premio Grecian 2000 del año". Le estrecho la mano, nada de besos. La mesa está preparada. Vajilla de porcelana con escenas de cacerías y de ciervos, cubiertos de plata y cuatro copas diferentes: la del blanco, la del tinto, la del champán (en casa de mi madre se boicotea el cava catalán por culpa de Carod Rovira) y la del agua.

Mi madre pregunta cuánto falta para que empiece el discurso del rey y yo abro la botella de blanco. Me bebo a escondidas una copa de un tirón, como si fuera agua, y me sirvo una segunda. Se sientan delante de la tele: "Les habla su excelencia el jefe del estado". Se cuadran como si estuvieran en la Plaza de Oriente y escuchan. El rey sale delante de una foto en la que aparece junto Rajoy y Zapatero. Si yo tuviera una foto como esa la ocultaría. Intento hacer comentarios sarcásticos a cada una de sus palabras. Mi madre me manda callar y su novio me mira con cara de "qué irrespetuosa eres". Twitteo: Mientras el rey habla Urdangarín se come el marisco. Twitteo de nuevo: "Juan Carlos deja ya de hablar por el skype y ven a la mesa que se enfría la cena", grita la reina. Me retwittean. A veces tu vida virtual es mucho mejor que tu vida real. Cuando el rey termina de hablar mi madre y su novio analizan el discurso. "Lo que ha dicho era una referencia a Urdangarín", dice mi madre. "Sí, eso ha quedado claro", asiente su juguete farmatint. Me viene a la cabeza el ex de una amiga intentándose abrir melodramáticamente las venas con un cuchillo de postre a las cuatro de la mañana y con los ojos inyectados en alcohol. Deseo la muerte.

Nos sentamos a la mesa. El novio de mi madre pregunta si puede bendecir la mesa y yo trato de contener la risa. Mi madre dice que no tenemos mucha costumbre de hacerlo pero que puede proceder. El hombre le agradece a Dios que se haya pasado la tarde haciendo salpicón de marisco y luego se frota las manos y dice que todo tiene un aspecto magnífico. Yo me sirvo la tercera y comienzo a notar calor en las mejillas. Le pregunto a qué se dedica y me dice que es dentista. Mi madre es un orgulloso pavo real que ha encontrado alguien que le revisará los implantes a precio de amigo. El tipo parece feliz hablando de sarro, ortodoncias, gingivitis, piorreas y caries. También habla del intrusismo de los dentistas sudamericanos y esta vez es mi madre quien asiente. Parecen hechos el uno para el otro.

Miguel me pregunta si tengo novio. Mi madre pone cara de "uy novio esta, ya me gustaría a mí, pero no, ahora le ha dado por hacerse la tortillera". "Verbalízalo madre, verbalízalo, dile que soy lesbiana y que me follo a escondidas a la mujer de mi jefe", digo. Miguel pone cara de "no, si yo ya lo sabía, ya me había contado los disgustos tan grandes que le das". Le explico que por eso no ha venido a cenar. Porque a mi madre no le parece bien y porque está en Cáceres, visitando a su abuela.

De pronto, no sé por qué, me da por empezar a llamarle Michele. Pongo voz de Vito Corleone y le llamo Michele. En realidad sí sé porqué: estoy borracha. "¿Michele, y tu también opinas que Zapatero ha arruinado a España?", digo intentando provocar. "Eso no es que lo opine yo, eso lo sabe todo el mundo y tu madre fue la primera en decirlo", contesta. "¿Ves? Una joyita, te llevas", digo.

Me levanto solemnemente y digo: madre, como puedes observar estoy borracha y bien sabes por experiencia propia que cuando a un borracho le da por largar puede llegar a convertirse en un auténtico coñazo. Como no quiero que este buen hombre se lleve una mala impresión de la familia me voy a retirar a mis habitaciones para que vosotros podáis hacer vuestras cosas, cosas que prefiero no imaginarme. Ha sido un placer. Buenas noches.

Desaparezco. Vomito la cena. Me quedo dormida.

Besos.

Beta

12 comentarios:

El gordo sentimental dijo...

Que buena forma de empezar el año. ¿Aún sigue siendo novio de tu madre o salió por piernas?

Rodericus dijo...

Te cambio a tu madre y su dentista por la pandilla de mis cuñados. Un grupúsculo de analfabetos funcionales entrados en la cincuentena y que creen saber de todo. ¡¡ Ah !!, para redondearlo, también está el que intenta hacerse el graciosillo a toda costa cantando villancicos ñoños y contando chistes baratos.

Cada uno, tenemos nuestra propia franquicia del infierno navideño.

Saludos

Nacho dijo...

Me ha encantado

Anónimo dijo...

Que grande eres Beta!!!!

juan dijo...

Eres estupenda.
Cada cual tenemos la madre que nos ha tocado, agradezco a la mia por ser como es, vive y deja vivir sin hipocresías de ningún tipo.

Te deseo sinceramente que se cumplan todos tus deseos, y que tengas un buen año Beta.

Un saludo

Anónimo dijo...

Vamos ,que le arruinaste la cena a tu madre igual que Zapatero ha hundido a España.Ja,ja,ja,ja.

Giuly dijo...

Menudas cenas xDD Algún año, me propondré conocerte.

Es que no tengo nombre dijo...

¿Por qué vomitaste la cena? ¿Borrachera?
P.D. Siento la molesta pregunta sobre una simple anécdota, es que estas navidades nos han visitado los TCAs a casa y estoy más sensible a estas cosas :(

chris dijo...

Me resulta curioso que declarándote abiertamente tortillera casi todos los comentarios vengan por parte de hombres...me llama la atención.

Lo de amborracharse para las comidas o cenas navideñas yo también lo practico. La única manera de pasar el mal trago es con un buen trago.

Anónimo dijo...

Este relato no es creible, con tres vinos no puedes haberte emborrachado, lo demás me lo creo todo.

inespoe@gmail.com dijo...

qué bien escribes, Beta.

Anónimo dijo...

Yo sí me lo creo. Es malo beber con el estómago vacío. Yo lo sé. Vomitemos todos.