Sinopsis:
En una pequeña ciudad de provincias, un día se descubre que un hueso de la mano izquierda de Don Nuño Pérez de Gormar, el más grande héroe local, está en poder de un noble francés. Sus restos mortales, que descansan en un impresionante monumento de la ciudad, no están completos. Falta ese hueso que habrá que recuperar como sea, el honor ciudadano estará en entredicho hasta que retorne con su dueño. Todos los hombres, las autoridades y las fuerzas vivas abandonarán sus quehaceres habituales para recuperarlo que consideran parte de su pasado y tradición.
La película se llama "El hueso" y está rodada en 1967. Ayer, la prensa publicaba que había sido hallada la momia de Pedro II de Aragón, rey de Aragón, Valencia y Conde de Barcelona. Sus huesos se han encontrado en un sarcófago de piedra, están cubiertos por un tejido y coronados por una especie de casco. También ayer doce periódicos catalanes publicaban un editorial conjunto defendiendo la dignidad catalana. Esos doce diarios se referían al hallazgo de los huesos y en ninguno de ellos se hablaba del reino de aragón sino de la "corona catalanoaragonesa". Ahí van algunos recortes:




La fórmula también fue empleada por algún diario de la "caverna madrileña":

Yo no sé si llamar "corona catalanoaragonesa" al reino de aragón es muy riguroso. Tampoco sé si hablar del reino de aragón y no de "corona catalanoaragonesa" es políticamente correcto. Tampoco sé si el que doce diarios hablen de "corona catalanoaragonesa" en vez de reino de aragón convierte al reino de aragón en la "corona catalanoaragonesa". Tampoco sé si el que doce diarios defiendan la constitucionalidad del Estatut lo convierte en constitucional.
Lo que sí tengo bastante claro es que articular un discurso político en pleno siglo XXI basándose en una historia (real o inventada) que se remonta al siglo XIII tiene mucho más de regresión que de progresión.
"El hueso" fue rodada en 1967 por Antonio Giménez Rico y, por aquel entonces, pretendía ridiculizar el provincianismo de la España de la época. Al final de la película, el perro de una marquesa se zampaba el hueso que había conseguido movilizar a la ciudad y todos se quedaban con cara de gilipollas. Está claro que el perro es el mejor amigo del hombre (al menos del hombre civilizado).
Besos.
Beta