(1)
Entras en una pastelería. Pides dos lionesas de crema, con mucha crema. Una para llevar y otra para comer. Te empaquetan la primera y te dan la segunda en una servilleta para que no te manches los dedos. Pagas. Sales a la calle. Buscas un banco en el que sentarte. Dejas sobre él la lionesa "para llevar" y los ejemplares de El Mundo y La Razón que previamente has comprado en el kiosco. Miras la lionesa "para comer" con cara de deseo. Te desabrochas los pantalones. Te separas los calconcillos de modo que alcanzas a ver tu micropene dormido. Te metes la lionesa en los calzoncillos refrotándote la crema sobre tus partes. Tienes algo parecido a un orgasmo a pesar de que apenas se te ha puesto dura.
(2)
Antes de ir al trabajo te das un paseo por la calle Montera para charlar con las putas. Te gusta hacerlo. Hablar con alguien que, en un momento dado, podría estar dispuesto a irse contigo a la cama aunque fuera cobrando hace que te sientas vivo. Y a fin de cuentas, lo del dinero es un detalle sin importancia, vivimos en una sociedad de mercado donde todo se compra y todo se vende. Además, si son putas seguro que es porque en el fondo les gusta su oficio ya que, si no les gustara, siempre podrían vivir de fregar escaleras. Al verte aparecer las prostitutas se dan la vuelta como queriendo evitarte. Piensas que todas esas zorras deberían ser deportardas a sus países de origen.
(3)
Un taxi te deja en la puerta de Telemadrid. Quién te iba a decir cuando escribías en Avui "en Catalunya el castellano es el idioma de las chachas" que terminarías trabajando en Telemadrid, haciendo apostolado del más rancio españolismo. Pero tú no estás allí por rancio españolista, sino por intelectual, por polemista, por tener huevos (esos huevos que ahora llevas embadurnados de crema pastelera) para decir lo que otros ni siquiera se atreven a pensar. Hablas de sexo. A tu izquierda tienes a Alfonso Ussía riéndote las gracias. Te vienes arriba. ¿A quién no le gustaría comerse un coño de diecisiete o dieciocho años? Todo el mundo sabe que, gracias a Zapatero, a esa edad las tías ya han aprendido a ser putas. Las cosas ya no son como antes, ahora los jóvenes tienen relaciones con catorce años mientras que a esa edad tu ni siquiera te habías hecho una paja. La moderadora te dice que estás enfermo pero a ti te pagan por hablar sin pelos en la lengua.
(4)
Llegas a casa y tu mujer te espera con cara de poker porque acabas de decir por televisión que "el matrimonio convierte el sexo en una obligación". No entiendes a qué vienen los reproches. De repente, sientes que los restos de lionesa se deslizan por la pernera de tu pantalón y asoman junto al zapato. Con una patada te deshaces de ellos y los mandas bajo el aparador del salón. Preguntas qué hay de comer y tu mujer te dice que si quieres comer algo tendrás que preparártelo tú mismo y que, además, esta noche dormirás en el sofá. Piensas que es una cabrona pero que ya se le pasará, a fin de cuentas tu sigues siendo el mismo cerdo que eras cuando ella te conoció y no debería llamarse a engaño. Por aquel entonces ya firmabas con tus iniciales S.S. que tanto te recuerdan al ejército nazi. Crees que a la sociedad le sobra hipocresía y que si Hitler hubiera ganado la guerra todo el mundo reconocería el gran político que fue. Te comes la segunda lionesa y te rascas la entrepierna. Deconstruyendo a Sostres.
Besos.
Beta