martes, 31 de julio de 2007

El Village y el Soho. Nueva York (14)

Hola,

A estas alturas tengo claro que lo que más me gusta de Nueva York es su arquitectura.



Esto es Cushman Row, en la calle 20, en pleno barrio de Chelsea. Son una serie de casas de ladrillo perfectamente conservadas en cuyas escaleras me imagino a Carrie Bradshow en cualquier episodio de "Sexo en Nueva York". En el 406 vivió y tuvo su estudio el pintor español José Guerrero del que os hablé el otro día (evidentemente este dato cultural es aportación de Inés que está catalogando su obra).

Desde ahí bajé por Greenwich Ave, una pequeña avenida que atraviesa el Village. Al igual que Chelsea forma parte de la zona gay de la ciudad. Ahora entiendo lo de "Village People", evidentemente se tiene que referir a esto. En Greenwich Ave encontré esta tienda que me hizo gracia.



Como no tengo pensado alistarme en el ejército no me compré nada. Seguí bajando hasta el Soho. Soho significa South of Houston y es el barrio que queda por debajo de esa avenida. Sale mucho en "Hannah y sus Hermanas" y es un barrio precioso. Sus edificios están cubiertos por las típicas escaleras de incendios de hierro que salen en las películas. Son antiguas fábricas o almacenes que a principios de los ochenta se convirtieron en Lofts y se llenaron de artistas. No sé si habéis visto el episodio de "Historias de Nueva York", que dirigió Scorsese pero iba exactamente de esto. Dicen que hace unos años era lo más "in" pero que ya no lo es tanto.



Detalle patrio: En Wooster Street me encontré una tienda de Agata Ruiz de la Prada. Salí corriendo no fuera que Pedro Jota estuviera cerca.

Luego encontré un diner sorprendente. Se llama "Moondance diner" y ni la camarera ni el camarero tenían desperdicio. Les fotografié a escondidas.


Este es él...



... y esta es ella.

Tenían pinta de ser pareja. Tenían pinta de practicar el sado. Ella con la fusta y el aullando cada vez que le azotaban el culo. Eso sí, las hamburguesas estan buenas y son baratas.

Besos para todos.

Beta

lunes, 30 de julio de 2007

Comida. Nueva York (13)

Hola,

En Nueva York todo tiene otro tamaño. Los americanos tienen una marcada tendencia al gigantismo, les gustan las cosas grandes. Este es el país de la talla XXXL y yo, que soy bastante menuda, al probarme ropa estos días he tenido que recurrir en alguna ocasión a la sección de niños para encontrar algo que me viniera bien.

Con la comida pasa un poco lo mismo. Hay tallas pequeñas, medianas, grandes y "Super Size". Tengo la teoría de que en este país las tallas y tamaños van de la mano a la posición social. La gente con pasta son flaquitos o musculosos de gimnasio (o de entrenador personal) y que se alimentan a base de comida orgánica (hay una auténtica fiebre por la comida orgánica en los Estados Unidos), y de buenos restaurantes. El resto va a los burgers donde se pide la hamburguesa de oferta, con doble ración de patatas y Coca Cola extra grande. Estos últimos suelen tener la despensa llena de donuts, muffins, coockies y mantequilla de cacahuete. Todo es cuestión de dinero, un paquete de donuts te cuesta igual que una pieza de fruta (es bastante habitual comprar la fruta por unidades, y si la compras por libras los precios son aproximadamente el doble que en España).

En Nueva York el supermercado que está por todas partes se llama Gristedes pero a mí me encanta ir a Dean & De Luca.

En Broadway, a unas manzanas de casa, hay un Dean & De Luca. Los precios son prohibitivos pero todo apetece, todo tiene una pinta estupenda, todo está ordenadísimo y reluciente. Dan ganas de convertirse en Arcimboldo.



Está todo tan bien montado que les han salido imitadores. La primera vez que entré me di cuenta de que todo me resultaba bastante familiar. Luego caí en que las tipografías, los envases, las bolsas que te dan tras hacer la compra son idénticas a las de una tienda que hay en Madrid que se llama "Hespen y Suárez", lo que pasa que como aquello es España, el tamaño es mucho más pequeño. Hespen y Suárez son "la Ana Rosa de los supermercados", unos copiones de tres al cuarto.

Si alguna vez caeis por Dean & De Luca y no queréis dejaros el sueldo del mes os recomiendo el sushi, que es muy fresco y está muy bien de precio (entre 4,50 y 8 dólares la bandeja dependiendo de qué esté hecho el sushi). Me costó encontrar algún producto español (los aceites eran todos italianos y griegos) pero finalmente encontré chorizo marca "Palacios". No lo compré, el chorizo me repite.

De todos modos estos días como en el primer sitio que encuentro. Intento buscar un diner pero suelo acabar en algún Starbucks o en algún sitio de comida rápida.


He aquí mi menú de ayer:

Desayuné un bagel (una especie de rosca de pan de origen judío) tostado y untado con mantequilla que en realidad no es mantequilla sino un sucedáneo llamado "I cant beleive, its not butter". Da completamente el pego. Un zumo de naranja marca Tropicana del tipo "Lots of pulp". Es un zumo buenísimo (parece completamente natural), con tanta pulpa que casi tienes que masticarlo (Mmmmm me encanta). Un café (malo).

A eso de las cuatro de la tarde entré en un lugar llamado "Stage Deli", en la Séptima Avenida. Me lo habían recomendado porque los sandwiches son inmensos. Me pedí un Stage Sandwich del que sólo me pude comer la cuarta parte. El resto me lo llevé en la "doggie bag" (pedir las sobras en una bolsa es de lo más común aquí). También es bastante común que te pongan un pepinillo de aperitivo (no sé porqué los pepinillos gustan tanto en éste país). En realidad más que pepinillo era un auténtico pepino. Le dí dos mordiscos y dejé el resto, sabía demasiado a vinagre.

Antes de volver a casa entré en un Starbucks y me compré un pedazo de pastel de limón (buenísimo, de perder la cabeza). Me lo cené en casa con un tazón de leche fría mientras Carlos y Jack cenaban quesos y hummus.

Besos.

Beta

domingo, 29 de julio de 2007

Museos. Nueva York (12)

Hola

Creo que Aitor quiere impresionarme. Primero me propuso ir al Metropolitan.




El viernes pasado al MOMA.



Y ayer al Guggenheim.



Evidentemente a este chico le gustan los museos. A mí no tanto, por eso le he dicho que se vaya olvidando de llevarme al Museo de Brooklyn, que era otro de sus planes. Personalmente el que más me ha gustado ha sido el MOMA. No entiendo demasiado de arte contemporáneo pero convertir un urinario de porcelana en algo que la gente considere una obra de arte tiene su mérito. Lo mismo que pintar un cuadro blanco sobre fondo blanco y ser reconocido por ello. Tengo la sensación de que el arte contemporáneo está lleno de provocaciones y a mí siempre me ha gustado provocar. Además, viendo algunas de las cosas expuestas tengo la tentación de pensar que quizás un día yo también me convetiré en una artista. Asesinaré la tostadora a martillazos y la expondré bajo el título: "Naturaleza muerta: no me gustan las tostadas frías". Es broma.

El MOMA tiene además una colección de fotografías espectacular. El Metropolitan se me hizo inabarcable. Es gratis los domingos, algo que se agradece ya que los museos aquí son mucho más caros que en España. El Guggenheim merece la pena aunque no sea más que por el edificio (que los vigilantes no te dejan fotografiar así que tienes que estar jugando todo el rato al gato y al ratón con ellos).

Besos.

Beta

jueves, 26 de julio de 2007

Album de fotos. Nueva York (11)

Hola,

Visto lo que ha pasado con "El Jueves" he sentido la tentación de hacer un "Bellotari" al respecto, pero a Nueva York solo se viene una vez, así que os pongo la segunda entrega del album de fotos.

Gloria me llevó de compras a un outlet de las afueras llamado Woodbury. De camino nos detuvimos en una gasolinera en cuyos surtidores podía verse esta amenazante pegatina.


Hablando de policías...


... y a este le podrían detener por fumarse ese puro.


Dicen que esta es una ciudad estresante... pero en el metro puedes encontrar la solución.


Y finalmente un típico aparcamiento newyorkino. No me preguntéis cómo hacen para subir y bajar los coches.



Besos.

Beta

martes, 24 de julio de 2007

Times Square, condos y coaps. Nueva York (10)

Hola,

Esta soy yo en Times Square.



Times Square está en el cruce de la calle 42, con la Séptima y con Broadway y es esa plaza llena de luminosos donde los newyorkinos despiden el año. Es su Puerta del Sol. Dicen que generalmente está llena de "frikis" intentando llamar la atención de las manadas de transeuntes que circulan por la zona pero yo no ví ninguno. También dicen que antes de que Giulianni fuera elegido alcalde esta era una zona bastante peligrosa. Al parecer la calle 42 estaba llena de Sex Shops pero ahora no queda nada de todo aquello. De momento no he tenido sensación de miedo en ningún sitio. Creo que Manhattan es, en general, bastante segura. Aunque Nueva York pasa por ser la ciudad más de izquierdas de Estados Unidos lleva más de una década siendo gobernada por alcaldes de derechas. Giulianni primero y Bloomberg después, convirtieron la seguridad ciudadana en una auténtica cruzada lo que provocó la recuperación de algunos barrios y posteriormente una tremenda inflacción em el precio de la vivienda. Y a viviendas más caras, newyorkinos más ricos. Y a newyorkinos más ricos, alcaldes más conservadores (no es tan diferente a lo que pasa en Madrid).

Comprar un apartamento en Nueva York es bastante difícil. Aquí las viviendas se dividen en dos clases: los condominios, popularmente conocidos como "condos", en los que tú eres dueño de un apartamento con más o menos los mismos condicionantes con que lo serías en España (una edificio administrado por una comunidad de propietarios); y las COAPS, en los que un edificio se convierte en una sociedad y tú no eres dueño de tu piso sino de las acciones que le corresponden a "tu piso" dentro del inmueble. La gran diferencia es que si tú te quieres comprar un piso en una COAP tienes que enfrentarte al consejo de administración de la sociedad, que decide quién puede comprar y quien no, y pueden darse casos en los que alguien quiera comprar, llegue con el dinero en la mano y la COAP no esté dispuesta a vender. Es una COAP, por ejemplo, el célebre edificio Dakota, en cuya puerta fue asesinado Lennon y donde todavía sigue viviendo Yoko Ono. Al parecer Banderas y Melanie quisieron comprarse un apartamento (las acciones de un apartamento) en el Dakota pero la COAP no se lo permitió ya que en estos edificios los actores, y la gente popular en general no están biien vistos (pueden provocar que la puerta se llene de paparazzis u otras incomodidades). Todos los grandes edificios de la Quinta Avenida, los edificios más emblemáticos de la ciudad, funcionan en régimen de COAP. El apartamento de Carlos y Jack es un condominio ya que, al parecer, si te quieres comprar un piso en una COAP te exigen, además del pago del precio del piso, que tengas en el banco inmobilizado hasta el triple de lo que te cuesta el piso para garantizarse que no te vas a convertir nunca en un moroso. Comprarse un piso en una COAP es pues, triplemente prohibitivo.

De Times Square caminé hasta Central Park y de ahí me fui hasta el Dakota con la morbosa intención de ver donde mataron a John Lenon y donde Roman Polanski rodó "La semilla del diablo". En la puerta había un portero gordito y con malas pulgas que no me dejó ni asomarme al patio.



Los porteros y los taxistas son dos gremios que odio.

Besos para todos.

Beta

lunes, 23 de julio de 2007

Madame Tussaud. Nueva York (9)

Hola,

Vine a Nueva York buscando a Woody Allen y resulta que se ha ido a rodar a Barcelona. Menudo chasco. Se lo conté a Carlos y me dijo que no me preocupara, que Nueva York es la capital del mundo y está llena de celebridades. Me recomendó que si quería ver unas cuantas me diera una vuelta por el museo de cera de Madame Tussaud. Le dije que si de verdad se creía que había venido a Nueva York para ver un museo de cera, que por quién me tomaba. Se rió. El caso es que esta mañana mientras callejeaba Broadway arriba he llegado a la calle 42 y me he encontrado a las puertas de dicho museo. He escuchado una voz en mi cabeza diciéndome: "No se te ocurrirá entrar, ¿no eras tú la que no quería que la tomaran por una turista?". A continuación he escuchado otra voz: "No seas tonta, lo estás deseando".

Así que he entrado y...



... he mostrado a Lou Reed mi lado salvaje...




... me he retratado con Andy Warhol...




... he encontrado a Hugh Grant bastante mayor...




... y a Bob Dylan frío y distante...




... y he convencido a Johhny Deep para que sea mi bucanero.

También estaba Woody Allen (rodeado de un grupo de españoles) pero le he dicho que escoja entre Scarlett y yo y, de momento, se ha quedado con Scarlett. Así que no pienso sacarle en mi blog hasta que recapacite.

No sé si ha sido Aitor o han sido los aires acondicionados pero estoy bastante acatarrada. He aprendido que en esta ciudad una no se abriga para salir a la calle sino para entrar en los sitios, algunos parecen el polo norte. De todos modos no pienso rendirme. Con el bote de "Tylenols" que me he comprado seguiré pateándome la ciudad aunque sea como una zombie.

Besos para todos.

Beta

domingo, 22 de julio de 2007

Españoles en Chelsea. Nueva York (8)

Hola,

En la Octava Avenida, entre las calles 19 y 20, está el restaurante "Spice". Es un sitio pequeño de comida thailandesa donde puedes almorzar al mediodía por siete dólares y medio. Carlos y Jack me habían hablado de él porque al parecer allí se reúnen algunos viernes un grupo de españoles para almorzar juntos. Carlos suele ir y me preguntó si me apetecía unirme. Le dije que por supuesto.

Cuando llegamos ya estaban allí Inés y Arturo, una pareja de madrileños que llevan meses viviendo aquí. Al parecer ella es historiadora y está realizando una investigación sobre un pintor español llamado José Guerrero. Arturo escribe y hace fotos. Al rato llegó Bárbara, que trabaja de periodista. Me hizo gracia verla bajarse de la bicicleta que utiliza para moverse por la ciudad... una auténtica kamikaze la chica. Finalmente llegaron Gloria y Aitor, ella es amiga de Carlos y trabaja de animadora cultural (aunque he de reconocer que no me quedó muy claro qué es lo que hacía exactamente), y su primo Aitor, que estudia animación por ordenador y del que caí rendidamente enamorada nada más verle.


¿Me entendéis, verdad?

Una vez discutí con una amiga porque yo sostenía que era capaz de tirarme al tío que me viniera en gana. Aunque mi amiga me acusó de inmodesta, de creída y de presuntuosa, creo que yo tenía razón. No lo digo por mí, me considero una chica bastante normal, sino por los tíos en general. Creo que no ha habido ningún tío por el que haya mostrado interés que me haya rechazado. Los tíos sois muy fáciles (al menos esa es mi experiencia). Por supuesto mucho más que las tías. Durante mis primeros días aquí estuve muy cansada, el jet lag no dejaba dormir por las noches y durante el día no paraba de un lado a otro. Creo que por eso, durante esos primeros días, apenas pensé en el sexo. Evidentemente ver a Aitor comiendo noodles con palillos hizo que cambiaran las cosas. Le dije que no sabía usar los palillos, que me enseñara. Me enseñó a cogerlos del mismo modo en que los he cogido toda la vida y me enseñó a usarlos del mismo modo que los he usado toda la vida. Me dijo que aprendía muy rápido. Le dije que soy muy lista. Se rieron (sobre todo Carlos que me ha visto comer un montón de veces con palillos). No me corto un pelo, esa es la clave.

Como esto no es un blog de sexo no os contaré con quien pasé la tarde del sábado, ni quien me llevó al Metropolitan ayer domingo, ni con quien he quedado esta tarde pero sí os digo que no es ni con Inés, ni con Arturo, ni con Bárbara, ni con Gloria ni con Carlos.

El "Spice" está en pleno barrio de Chelsea, el barrio gay de Nueva York. Chelsea es, además, una especie de prolongación del Soho, un barrio lleno de artistas y de galerías de arte. En el rectángulo que forman las calles 19 y 25 con las avenidas décima y West Side se encuentran las galerías de arte más interesantes de Nueva York (incluída la de Jack). Desde el primer día me dijeron que si quería estar al corriente de por dónde se mueve el mundo del arte en esta ciudad debía darme una vuelta por la zona y la verdad es que es un paseo bastante recomendable, sobre todo porque cuando terminas estás a un par de manzanas del Empire Diner.

Los dinner son lugares en los que te puedes comer una hamburguesa, unos huevos fritos o unas tortitas a cualquier hora del día o de la noche. Es el típico sitio de camarera cincuentona uniformada rellenándote el café cada cinco minutos. El Empire es eso mismo pero en bueno. La camarera cincuentona son, en realidad cuatro chicos de bastante buen ver, hacen zumo natural y si tienes suerte puedes coincidir con los horarios en los que tienen un pianista amenizándote la cena. Es un poquito más caro que los otros dinners pero se cena bien por poco más de diez dólares, propina incluída. El Empire sale en la primera escena de Manhattan. Evidentemente, como soy una mitómana, le hice alguna foto.



Besos para todos.

Beta

jueves, 19 de julio de 2007

Album de fotos. Nueva York (7)

Hola,

Esta es la ciudad de los sueños. La ciudad que muchos escogieron para hacer realidad sus imposibles. La ciudad donde muchos fracasaron y donde solo unos pocos lo consiguieron. Estoy fascinada por los rascacielos...



por los taxis amarillos...



por las bocas de riego y los buzones...



por los semáforos colgados...



... y estoy fascinada por los newyorkinos, que se disfrazan de Spiderman...



que se malvisten a juego...



que creen en Dios...



o en el diablo...



Nueva York es una ciudad demasiado fotogénica como para perder los viernes con Josemari Bellotari. Esta semana no he tenido tiempo para ocuparme del señor de las FA ES (Falange Española). Además hoy he tenido un día muy malo.

La explosión de ayer me pilló paseando por el Soho y ni me enteré. Gracias a los que se han interesado por mí.

Besos para todos.

Beta

martes, 17 de julio de 2007

La libertad de ser una estatua. Nueva York (6)

Hola,

No me gusta sentirme turista. Supongo que a todos nos pasa un poco lo mismo, preferimos sentirnos viajeros antes que turistas, no queremos formar parte del rebaño, que nos digan lo que tenemos que ver, dónde tenemos que ir. No nos gusta -al menos a mí- sentirme gobernada. Si tengo que ser turista lo seré, pero con una viajera dentro.

El caso es que estando aquí parece obligatorio ir a ver la Estatua de la Libertad. A mí la libertad de los norteamericanos me toca un poco las narices y me parece más un slogan que otra cosa (supongo que si estuviera en Teherán no diría lo mismo). Bueno, el caso es que en esta ciudad a la libertad se la homenajea con una estatua que es objeto de peregrinación de turistas e incluso de viajeros. Ayer bajé a la punta de Manhattan desde donde sale el ferry que por ocho dólares te lleva a la Estatua y a la isla de Ellis. En la isla de Ellis están los barracones donde se hacinaban las legiones de emigrantes que llegaban a este país a principios del siglo pasado, el lugar en el que desembarcó Vito Corleone siendo niño en la segunda parte de El Padrino, el lugar en el que pasaban semanas en cuarentena para no introducir enfermedades al país (una de las cosas que más me gusta de Nueva York es que cada rincón esconde un escenario de película).

El embarcadero estaba lleno de turistas/viajeros. Decidí no montarme. A pocos metros un mimo vestido de Estatua de la Libertad dejaba que te fotografiaras con él por "la voluntad" en forma de dólares. Le pregunté cuánto era la voluntad. Me dijo que la gente le solía dar tres, cuatro, a veces cinco dólares. Hablaba castellano. Se llamaba Jordan y era de la República Dominicana. Para él éste es el país de las oportunidades y cómo no: de la libertad. Pensé que, efectivemente, tenía la libertad de elegir entre hacer de estatua o fregar platos en un dinner pero no me pareció correcto discutirle, pensé que bastante habría pasado habiendo tenido que dejar su país para tener encima que aguantar mi discurso izquierdista. Los hispanos son uno de los colectivos más conservadores en los Estados Unidos. Aún así me habló mal de Bush.



Luego me fui al embarcadero del ferry que te lleva hasta Staten Island. Es una de las pocas cosas gratuitas que hay en Nueva York y merece la pena subirse por las vistas que te ofrece. Pasa por delante de la Estatua de la Libertad...



... y te ofrece esta perspectiva de Manhattan:



La verdad es que Nueva York es una ciudad de lo más fotogénica.

Besos para todos.

Beta

lunes, 16 de julio de 2007

Ratas y Coney Island. Nueva York (5)

Hola,

Como en otros sitios, la mejor forma de moverse por Nueva York es el metro, o eso creía yo... hasta ayer. Quería ir a Coney Island, la playa de Nueva York. Suponía que no era una gran playa, suponía que no me bañaría, suponía que el agua estaría sucia, pero sabía que me gustaría estar en la Coney Island de "Interiores". Así que me saqué un abono semanal válido para metro y autobús. Es caro, 24 dólares, pero después de una semana pateándome la ciudad los pies empiezan a resentirse. Coney Island está fuera de Manhattan, al sur de Brooklyn. Desde casa son casi treinta paradas.

Entonces sucedió. Estaba esperando en el andén cuando una chica que estaba a mi lado pegó un grito. Tenía pinta de turista japonesa y miraba aterrada a una rata que corría entre las vías. Al ver la rata yo también dí un bote hacia atrás y traté de controlar mis nervios. La japonesa se tapaba la boca con las manos con gesto de asombro y yo trataba de poner cara de "no pasa nada, la situación está controlada". Dos negros como armarios roperos vestidos con camisetas de baloncesto y con los pantalones caídos se reían de nosotras. Entonces uno de ellos me hizo una señal como diciéndome que mirara entre las vías. ¡¡Era otra rata!! Y veinte metros más allá había una tercera.

El metro de Nueva York apesta. Como todos los metros del mundo huele mal. Aunque abre las venticuatro horas los servicios cierran por las noches así que cuando alguien tiene un apretón de madrugada mea en el andén... lo mismo que en Madrid.


El metro apesta...


De todos modos el metro también me permitió hacer esta foto en el andén de la estación de City Hall. No sé si habéis visto "French Connection", la película de William Friedkhin en la que Fernando Rey hacía de mafioso y se libraba de una persecución metiéndose en un vagón y saludando a sus perseguidores. Evidentemente no me encontré a Fernando Rey, que cría malvas desde hace unos cuantos años.


... aunque también es fotogénico

Bueno, el caso es que llegué a Coney Island. Los días de diario es un lugar desierto. Pero eso es algo que sé ahora. Su parque de atracciones tiene un aire decadente.

Según me han contado, es todo un espectáculo sentarte en un banco del paseo durante los fines de semana y ver desfilar al personal, pero como ayer era lunes yo me lo perdí. También he leído que Dylan Thomas vivió en Coney Island, también me lo perdí.

Besos para todos.

Beta

domingo, 15 de julio de 2007

Italianos con ojos rasgados. Nueva York (4)

Hola,

Ayer fui a "Little Italy". En uno de los dvds de "El padrino" Coppola habla de su apartamento de Mulberry Street. Soy una mitómana y aunque no sepa cuál es el edificio en cuestión me apetecía recorrer Mulberry imaginandomele detrás de cualquier ventana. Carlos me dijo que en "Little Italy" no había demasiado que ver y Jack me previno diciéndome que la zona había sido prácticamente colonizada por los chinos. Lógicamente, ya me conocéis, no hice ni caso.

Desde casa se llega todo directo bajando por Lafayette Sreet. Caminando tardé unos veinte minutos. No sé cúando serán las fiestas pero Mulberry estaba completamente decorada con guirnaldas de colores. Me sentí en "El Padrino" (Robert de Niro en la segunda y Andy García en la tercera parte aprovechan el bullicio de las fiestas para saldar algunas cuentas a tiros. Lamentablemente yo no me crucé a ninguno de los dos).


El Empire visto desde Mulberry St

La calle está plagada de restaurantes italianos. Algunos tienen relaciones públicas que te invitan a entrar. Angela es italiana, nacida en Lecce, y trabaja en Positano. Yo le hice una foto y ella me hizo un gesto para que me acercase.



Me preguntó que de dónde era. Le dije que era española. Me dijo que tengo cara de italiana. Pensé que eso se lo dirá a todas. Me dijo que si me animaba a entrar. Le pregunté si era caro. Me dijo que no, que entre veinte y treinta dólares. Le dije que eso para mí era caro. Me dijo que al postre me invitaba ella. Le dí las gracias pero le dije que no tenía demasiada hambre, que quizás más tarde volvería a pasar. "Ci vediamo dopo", me dijo.

A medida que desciendes por Mulberry Street los italianos van siendo reemplazados por chinos y cuando llegas a Canal Street te das cuenta de que estás en el centro de Chinatown. Chinatown es una ciudad dentro de otra ciudad. Hay pocos negros, pocos hispanos y pocos occidentales. Todo lo llenan los chinos. Los carteles están en chino y la gente habla más chino que inglés. ¿Cuántas chinatowns hay en el mundo? A veces me he preguntado que pasaría si todos los chinos de la diáspora se rebelaran contra los gobiernos de los países que los acogen. En cualquier lugar del planeta los chinos son una inmensa minoría. Os pongo algunas de las fotos que hice:


Una peluquería en Bayard Street...


... Chinos suplantando a negros que juegan al baloncesto en Columbus Park...


...Y un cartel que me hizo gracia en la esquina de Bowery con Canal Street (aunque los chinos culturistas no se ven muy bien)

A eso de las tres encontré un sitio para comer (no me fue fácil). Al entrar en el restaurante todos se volvieron a mirarme. Tuve la sensación de ser la primera occidental que ponía el pie en aquel antro en los últimos cincuenta años. No obstante fueron muy amables. Comí de maravilla y la comida me costó ¡SEIS DÓLARES! Dejé dos más de propina. Aquí lo del quince por ciento de propina se lleva a rajatabla pero la comida estaba tan buena y era tan barata que no me importó dejar un treinta. Cuando me iba me trajeron una galleta. No sabía muy bien lo que era aquello hasta que me explicaron que dentro de la galletita había un papel con una profecía escrita: "Tu carácter afable hará que en tu vejez los amigos te rodeen".

Mmmm no se yo...

Besos para todos.

Beta

jueves, 12 de julio de 2007

Josemari Bellotari

Hola,

Josemari haciendo amigos.




Nota de la autora: Entre Josemari Bellotari y Arturo Fernández no hay más que una bonita amistad y la imagen es un fotomontaje.

Besos para todos y buen finde.

Beta

martes, 10 de julio de 2007

La Zona Cero y Wall Street con Brooklyn al fondo. Nueva York (3)

Hola,

Según me explicó Jack aquí existe un conocido dicho que traducido sería (más o menos): "Si no te gusta el clima de Nueva York, espera cinco minutos". La verdad es que el tiempo aquí es tan caótico como el resto de la ciudad y lo mismo de repente hace un sol de justicia que cinco minutos más tarde se abren los cielos y te sorprende la tormenta de tu vida. Supongo que en Madrid eso sería suficiente para que se inundaran los túneles de la M-30 pero los newyorkinos parecen bastante acostumbrados a esos cambios.

Ayer quería visitar la zona cero. No está demasiado lejos de casa, unos cuarenta minutos andando Broadway abajo. A los pocos minutos de llegar me sorprendió una de esas apocalípticas tormentas.

La zona cero impresiona. A ambos lados del enorme boquete que permanece abierto en el suelo, un par de edificios permanecen cubiertos por una especie de velo negro, que como si de un tétrico chador se tratase, oculta las reparaciones que se siguen llevando a cabo en ellos. La plaza donde se asentaban las torres gemelas es un boquete por el circulan incansablemente camiones y hormigoneras, rodeado de una verja metálica en la que cuelgan carteles que recuerdan el atentado. La gente, turistas en su mayoría, sigue emocionándose cuando leen y recuerdan lo que pasó. Quise hacer una foto que transmitiera ese sentimiento.



A escasos metros de la zona cero está Liberty Plaza. Me pregunto si fue rebautizada así después de los atentados. Un poco más allá Wall Street, la famosa calle que da nombre a la bolsa newyorkina. Ví más turistas que brookers. De ahí me fuí hacia el este, camino de East River. Según la guía desde el muelle 17 se podía disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad. Era cierto. Al otro lado del río: Brooklyn, con su famoso puente, a la espalda del muelle los rascacielos del Downtown. Le pedí a un italiano que me tomara una foto.



Y esta es la vista del downtown desde el muelle 17.


Besos para todos.

Beta

lunes, 9 de julio de 2007

Harlem y Dios. Nueva York (2)

Hola,

El domingo estuve en Harlem. La guía de El País con la que viajo recomendaba visitar The Abyssinian Baptist Church, en la calle 138, y me pareció un buen plan de domingo por la mañana. Me crucé Manhattan en metro y salí a unas manzanas de la iglesia. Me había encargado de memorizar el plano ya que no me gusta que me vean ojear un plano en plena calle. Tengo la sensación de que hacerlo es como gritar: "Eh, soy turista, llevo los bolsillos llenos de dólares. Robenme y violenme antes de que se les adelante otro".

A las once de la mañana las calles estaban bastante vacías y básicamente se veían algunos homeless arrastrando carritos de la compra con sus escasas pertenencias. Caminé unas manzanas y los homeless dejaron paso a grupos de señoras vestidas de domingo, con peinados sacados de un tratado de geometría, caminando en una misma dirección. Deduje que se dirigían hacia la iglesia y no me equivoqué. Había cola para entrar pero unos voluntarios se encargaban de llevarte hasta tu asiento. Olía a comida. Pensé que quizás obsequiaran a los fieles con un "brunch". Pensé que con esa infraestructura no es de extrañar el fervor religioso de este país. Si en vez de darte una triste oblea, las iglesias españolas ofrecieran a sus fieles tortitas con jarabe de arce se acabaría la crisis de vocaciones en nuestro país, pero vete tu a explicarles eso a los de la conferencia episcopal. Me sentaron en una especie de anfiteatro junto al resto de "rostros pálidos" (casi todos los blancos éramos turistas).

La iglesia era una especie de semicírculo sin altar alguno, y con una especie de escenario detrás del cual había una enorme pila bautismal donde sumergen a los fieles cuando son bautizados. Detrás un coro de más de treinta negritos cantando gospel. El ambiente era completamente festivo. La gente cantaba y llevaba el ritmo con las palmas. Recuerdo que cuando era pequeña, veraneando en Mijas, mi madre me llevaba los domingos a una iglesia en la que solían cantar tres señoras, gordas, bajitas y viejas vestidas de negro. Aún recuerdo sus voces chillonas de violines desafinados taladrándome los oídos y despertando mi anticlericalismo. ¡¡Qué diferencia con los negritos de ayer!!

Al rato salió Violet L.Dease. Era una mujer guapísima, alta, delgada y con el pelo recogido que vestía una túnica morada. A medida que hablaba su discurso se iba volviendo más vehemente, y su tono más exaltado. Me la imaginé vestida de cuero, armada con un látigo y dándome órdenes. Puede que me excitara un poco. Si Dios existiera me habría enviado una señal en ese mismo momento: "Beta, estás en mi casa, cómo te atreves a pensar esas cosas, ¡¡¡descarriada!!!". Pero a estas alturas ya sabemos que Dios no es más que un burdo invento. Habló del amor y de la familia pero ni por un instante me recordó a Rouco.

En un momento dado saludó a uno de los presentes del que dijo había llegado de San Francisco. El aludido se levantó y saludó. La gente le aplaudió. A continuación Violet presentó a tres nuevos fieles a quienes llamó al escenario. La gente les felicitó y les dió la bienvenida a la comunidad. Luego la reverendo Dease miró hacia el anfiteatro donde yo me encontraba. "Veo -dijo- que también tenemos algunos visitantes de fuera". Todos los asistentes se volvieron hacia la tribuna de los rostros pálidos. Ordenó que nos pusiéramos en pie y todo el mundo nos aplaudió mientras los negritos que tenía en la fila de delante me estrechaban (nos estrechaban) las manos.

Al final, cuando ya no te lo esperabas, comenzó una colecta. La gente empezó a sacar sobres de sus bolsillos y a depositarlos en unas bandejas doradas que comenzaron a circular por los bancos. Rebusqué en mi bolsillo en busca de unos dólares. Después de tanta hospitalidad no me quedaba otra alternativa. Aporté dos dólares a la causa. aunque lo hice a regañadientes.

A pesar de todo sigo sin creer en Dios, aunque en este país apetece.

Besos para todos.

Beta

domingo, 8 de julio de 2007

Aterrizando. Nueva York (1)

Hola,

¡Ya estoy en Nueva York! Me siento como una niña afortunada en la noche de reyes, deseosa de abrir un montón de paquetes, deseosa de descubrir todos esos sitios de los que tanto he oído hablar.

A pesar de que me pasé el vuelo empollándome las guías que me han prestado el viaje se me hizo un poco pesado (hicimos escala en París) aunque fue ver las luces de Manhattan desde la ventanilla del avión y olvidárseme todos los males. Luego llegó el control de pasaportes y las preguntas del aduanero de turno: que de dónde vengo, que cuál es el motivo del viaje, que dónde me voy a alojar, que si tengo algún familiar en Nueva York... en fin, esas preguntas "que hacen que no se les cuelen terroristas de Al Quaeda dispuestos a hacer saltar la ciudad por los aires". Me hicieron una fotografía y me tomaron las huellas (para los malpensados diré que eso es algo que hacen con todo el mundo), al parecer aqui todo el mundo es culpable mientras no se demuestre lo contrario.


Esperando el control de pasaportes en el aeropuerto JFK


Nada más llegar telefoneé a Carlos quien me recomendó coger el Supper Shuttle, una especie de taxi colectivo que por veinte dólares te deja en el lugar que le digas de Nueva York. El conductor era un dominicano muy simpático llamado Ramón que se ofreció a hacerme de cicerón por la ciudad. Le dí las gracias pero rechacé su invitación.

Jack y Carlos viven en la sexta planta de un antiguo edificio en la confluencia de Broadway con Union Square, al sur de Manhattan. Ambos me estaban esperando cuando llegué. El piso, de unos ochenta metros cuadrados, es bastante grande para lo habitual en Nueva York donde el precio del suelo es tan desorbitado que la gente tiende a meterse en minúsculos estudios. Está en un edificio antiguo de doce plantas y tiene un ascensor de esos en los que la cabina no es más que una plataforma rodeada de rejas que se ven en algunas películas. Es un piso interior, con los techos muy altos, lleno de pinturas y esculturas de los artistas que trabajan con Jack. A la entrada, junto una imagen de la Virgen de las Angustias me llamó la atención una escultura de Claudette Schreuders una artista sudafricana que expuso no hace mucho en la galería de Jack cuyas obras son bastante tétricas.

"Mi altillo" es un espacio que está justo encima de la cocina y al que se accede por una escalera de barco. Quepo yo, mis cosas y poco más pero no pienso hacerle ascos a seis metros cuadrados en una de las mejores zonas de Nueva York. Aunque estaba cansada, como cena les preparé una de mis tortillas de patata para agradecerles su hospitalidad. Luego se fumaron un peta. Yo dí una calada antes de quedarme dormida.

Besos para todos.

Beta

viernes, 6 de julio de 2007

Josemari Bellotari

Hola,

Ha llegado el verano... y con él, el calor.




Nota de la autora: A pesar de la reticencia de la AVT a manifestarse contra los atentados de ETA y de su tendencia a hacerlo contra las decisiones del gobierno legítimo y democrático de España no estamos diciendo que el señor Alcaraz forme parte de la banda terrorista ETA. Una cosa es alegrarse porque se generen nuevas víctimas que contribuyan al sostenimiento económico de la asociación que él preside y otra muy distinta poner bombas y pegar tiros en la nuca.


Mañana vuelo a Nueva York. Me muero de ganas de llegar. Me he vuelto a ver las pelis de Woody Allen. Me encanta la "voz en off" del comienzo de Manhattan:


"Capítulo primero: El adoraba Nueva York, la idolatraba de un modo desproporcionado -no no, mejor así-, El la sentimentalizaba desmesuradamente –eso es-, para él, sin importar la epoca del año, aquella seguía siendo una ciudad en blanco y negro que latía a los acordes de George Gerswin...

No, volvamos a empezar:

Capítulo primero: El sentía demasiado románticamente Manhattan, vibraba con la agitacion de las multitudes y del tráfico. Para él Nueva York era bellas mujeres y hombres que estaban de vuelta de todo...

No tópico, demasiado tópico y superficial. Hazlo más profundo:

Capítulo primero: El adoraba Nueva York , para él era una metafora de la decadencia de la cultura contemporánea. La misma falta de integridad que empuja a buscar las salidas fáciles convertía la ciudad de sus sueños en...

No no suena a sermón, quiero decir que... tengo que reconocerlo, quiero vender libros:
Capítulo primero: Adoraba Nueva York, aunque para él era una metáfora de la decadencia de la cultura contemporánea. Qué dificil era sobrevivir en una sociedad insensibilizada por la droga, la música estrepitosa, la televisión, la delincuencia, la basura...

No demasiado amargo, no quiero serlo:
Capítulo primero: El era tan duro y romantico como la ciudad a la que amaba. Tras sus gafas de montura negra se agazapaba el vibrante poder sexual de un jaguar -esto me encanta-. Nueva York era su ciudad y siempre lo sería".


¿No os parece maravilloso?

Os cuento desde allí.

Besos para todos.

Beta