He recibido un mail diciéndome que mi blog no es lo mismo desde que no cuento mis "proezas" sexuales. Supongo que debería poner cara de indignación y exclamar un "¿pero por quién me has tomado?", un "¿eso soy para vosotros? ¿una atleta sexual?". Pues no, no pienso hacerlo. En estos tiempos olímpicos que corren (o que corrían), creo que ese es el único tipo de atletismo (el sexual) en el que no sería descalificada a las primeras de cambio. Lo malo es que mi vida sexual es ahora bastante relajada. Podría decir que soy una folladora fija discontinua (¿se nota que hice un curso de derecho del trabajo?), me lo monto con alguien regularmente aunque no de manera continuada.
Por otra parte, me llama la atención el que alguien tenga la sensación de que éste es un blog en el que una mocosa irreverente cuenta su vida sexual. Puede que... vale, es cierto, en alguna ocasión he contado que me acostaba con alguien pero, por lo general, no tengo la sensación de haber entrado en detalles. Creo que muchas veces la gente se deja llevar más por su imaginación que por la literalidad de mis palabras. Eso me gusta.

En otro mail alguien me pone de puta censora para arriba. Lo de puta tiene un pase pero lo de censora... eso si que no. Supongo que quien me dice eso es algún tarado que, escudándose en el anonimato, me ha dejado en el blog un puñado de comentarios insultantes. Supongo que quien me dice eso no tiene ni idea de lo que es la censura. Lo explicaré clarito, para que me entiendan los más tontos. Si yo escribo un artículo lleno de chorradas e insultos y lo envío a "El País" es muy posible que no me lo publiquen. A partir de aquí puedo, o bien asumir que el director de "El País" tiene derecho a decidir lo que se publica en su periódico y quien publica, o bien indignarme y escribir un artículo para el New York Times denunciando la censura que ejercen en "El País" (que me temo tampoco se publicará porque el NYT también es un medio censor).
El verano es un buen momento para ponerse al día en la correspondencia.
Besos.
Beta