Hola,
El verano del 2002 lo terminé en Tenerife. Un amigo consiguió que sus tíos le prestasen un apartamento en la Playa de las Américas y me invintó a pasar unos días pensando que así conseguiría acostarse conmigo. Si yo no hubiera querido que nos acostáramos no habría aceptado su invitación pero yo atravesaba una de esas épocas en las que me tiraba a todo lo que se movía por temor a que luego vinieran tiempos peores.
El lugar me pareció un horror debido a la brutal aglomeración de turistas así que en vez de ir a la playa nos dedicamos a hacer excursiones por la isla a bordo de un Ford K de color rojo. Una tarde, camino de la Orotava, nos quedamos sin gasolina. Intercambiamos unos cuantos "ya te lo dije" y nos culpamos mutuamente. Mientras él se iba a buscar gasolina yo me quedé escuchando la radio.
En Radio 3 entrevistaban a un director de cine del que nunca había oído hablar. Se llamaba Isaki Lacuesta y estaba a punto de estrenar un documental titulado
Cravan vs Cravan. Yo tampoco sabía quien era Arthur Cravan pero, a medida que Isaki hablaba del personaje a mí me interesaba más y más. Era un poeta, era un boxeador, era un desertor, era un buscavidas. Su vida estaba envuelta en el misterio y su muerte aún más.
Cuando regresé a Madrid fui a ver la película y, meses después, repetí en un pase que se hizo en La Casa Encendida y al que también asistió Isaki. Había muy poco público. Apenas una docena de "raros". Pensé que mejor así. Siempre he preferido sentirme rara a sentirme masa. Isaki tenía barbita, el pelo relativamente largo y una voz tímida que yo escuchaba ensimismada, como quien escucha una verdad divina. Años después rodó
La leyenda del tiempo. Volví a sucumbir.
El pasado mes de enero, cuando me propusieron escribir para Soitu sabía que terminaría haciéndolo sobre Isaki. Me puse en contacto con él. Le hizo gracia lo de "Boyera la bollera". Me pronosticó una carrera breve y acertó. Me envió algunos de sus cortos advirtiéndome que me encontraría con algo bien distinto a
Cravan y a
La leyenda. Pasaron un par de semanas hasta que quise verlos. Era como intentar retrasar el momento del orgasmo. Efectivamente los cortos son otra cosa. Son inquietantes.
Los directores de cine son como los amantes. Los hay de muchos tipos. Algunos son "funcionariales", ruedan por oficio. Fichan cuando llegan y cuando se van. Te la meten los sábados por la noche simplemente porque toca. Es difícil enamorarse de ellos. Hay directores exhibicionistas. Llegan, se desnudan, ponen en marcha el cronómetro e intentan batir el record del polvo más largo. Si te encuentran el punto la cosa puede estar bien pero, en la mayoría de los casos, tú les importas poco con lo que, normalmente, te quedas insatisfecha. Hay directores tuppersex. Ellos, por sí mismos, no valen nada, pero tienen un maletín lleno de consoladores con los que puedes hacerte un apaño. Finalmente hay directores espeleólogos que se sumergen e investigan. Son minoría pero eso les da igual. Para ellos rodar es una aventura, un experimento nuevo, un proceso de investigación. A mí me gusta sentirme investigada. Isaki es de estos últimos.
Besos.
Beta