Aitor. Nueva York (16)

Hola,

Una amiga me dijo que si en el primer beso el tio no te mete la lengua no tiene sentido dejar que te de un segundo. Yo creo que es un planteamiento demasiado radical así que decidí dar una nueva oportunidad a Aitor. En el segundo mejoró, aunque tampoco me metió la lengua. En el tercero tomé la iniciativa y se la metí yo. Lo que pasó después ya lo sabéis. El caso es que ahora pienso que quizás mi amiga tuviera razón. Es posible que no debiera haberle dado más oportunidades.

Además de la cuestión del beso, Aitor tiene dos grandes problemas. Primero, es de derechas. Es de derechas porque es nacionalista y los nacionalismos siempre lo son. Ese amor por el terruño y por la mitología nacional que balbucea torpemente Aitor es algo que no me pone en absoluto. A menudo me pregunto qué coño pinta en Nueva York si lo que de verdad está deseando es comer cuajada y cortar troncos con un hacha.

Al principio me dió un poco igual. Estaba sentada frente a un tio bueno y lo único que deseaba era comerle la boca independientemente de lo que saliera de ella (lo siento, soy así). Pero claro, una está dispuesta a escuchar memeces hasta cierto punto.

Su segundo gran defecto, pero el primero en importancia, son sus problemas para pronunciar la "erre", o como diría él "mis pgoblemas paga pgonunciag la eggre". Cuando habla en inglés se nota menos pero cuando se expresa en castellano te dan ganas de mandarle a un logopeda cada cinco segundos. "Aitog, follas de puta madge, cuando me muegdes el cuello haces que piegda la cabeza y eges un tio guapo pego... ¡¡mantén la boquita ceggrada!!".


Otra amiga me ha dicho que ella no lo habría soportado ni un minuto. También es bastante maniática y, además, habría que ver si estaría dispuesta a decir lo mismo una vez que viera a Aitor sin camiseta. En fin, que no es el amor de mi vida y que a pesar de todo, hemos toreado y torearemos en peores plazas.

Ayer eché de menos a mis amigos. Me hace ilusión volver a Madrid.

Besos.

Beta