Y ahora, precisamente ahora, me escribe Aitor diciéndome que regresa de los Estados Unidos, que estaría encantado de verme y que no descarta venirse a vivir a Madrid. Me temo que algunos se piensan que la vida son los anuncios de turrones "El Almendro". Para los frágiles de memoria:
Hoy no estoy planteando ninguna duda ni me siento en ninguna encrucijada. El que ponga la foto de Aitor y mencione su nombre lo dice todo. A Ella, en cambio, me la quedo toda para mí. Menudo hijo de puta (es una forma de hablar).
Alguien que me conoce bien me ha hecho notar que, si bien con los tios suelo ser bastante diversa, con las tías tengo bastante claro mi tipo de mujer. Juro que nunca he sido consciente de ello pero creo que tienen razón.
Según me han contado (hay estadísticas que lo avalan), me gustan las mujeres a las que considero más inteligentes que yo. Según me han contado, me gustan las mujeres que saben hacer aquellas cosas que yo no sé. Según me han contado, tengo debilidad por las mujeres que me cuentan historias, bien sean escritas, bien sean filmadas, bien sean reales, bien inventadas.
Según comentan (si no hubiera estadísticas que lo confirmaran pensaría que es una completa estupidez), me gustan las morenas con flequillo que se dejen hacer coletas. Según me han contado, prefiero que tengan la piel blanca y llena de pecas (de esto último sí soy absolutamente consciente).
Puedo hacer alguna concesión pero con Ella, las concesiones no son necesarias.
Besos.
Posdata: Ya me derribaron muchas tardes más, cuando me creía indestructible. Ya me derribaron.
Me pasé el viernes tirada en la cama, deprimida. El porqué no viene al caso. Me puse a buscar canciones en Youtube y después me encerré con los últimos capítulos de Los Soprano que me quedaban por ver. En uno de ellos aparecía este diálogo entre Tony Soprano y Tony Junior que me pareció bastante oportuno.
Antecedentes: Anthony junior acaba de ser abandonado por Blanca, su novia puertorriqueña. Yo estaría igual de deprimida que él en un caso similar. Tony entra en la habitación de su hijo...
Tony: "Está bien, es suficiente". Junior: "Estoy jodidamente deprimido, ¿vale?".
Tony: "Has roto. Cuánto tiempo quieres llorar por ello?". Junior: "Ella era mi vida". Tony: "Tienes veinte años, tú apenas tienes vida. Además tu eres mejor que todo eso. Era guapa, vale, pero... tú cuidando el niño de otro (Blanca tiene un hijo de un matrimonio anterior)".
Junior: "Ella es lo mejor que me ha pasado". Tony: "Por lo que estás pasando, lo que estás sintiendo ahora mismo, sucede a veces. Todo el mundo se entristece... ¡¡hay un negocio de 500 millones de dólares alrededor de eso!!". Junior: "¿El prozac?". Tony: "No... el negocio de la música. Escriben miles de canciones sobre esta mierda: Tears on my pillow, Mona Lisa... escucha, las mujeres te volverán loco con tus emociones. Se que parece que no te vas a volver a enamorar pero te aseguro que hay millones de chicas ahí afuera que se mueren por conocer a un tipo como tú. Junior: "Si claro, soy tan especial..."
Tony: "No valoras lo que eres. Eres elegante y listo. Eres un buen trabajador y, seamos honestos... ¡¡eres blanco!! eso es un gran extra en estos días que corren. Así que sal y consigue una mamada".
Después de eso me ví cuatro capítulos más, los últimos. No sé si se han pasado en España, me temo que no porque en el emule no aparece ninguno de ellos doblado. No desvelo nada porque es un final abierto, hecho a la medida de cada cual, de esos en los que ves lo que ves pero no sabes muy bien qué es lo que has visto. ¿Alguien de los que me leen tiene una opinión al respecto? ¿Muere Tony? ¿Encontrais algún significado a la secuencia de Meadow aparcando? He visto que en internet se han desatado las especulaciones al respecto.
Estos días me siento triste y sin ganas de escribir. He pasado del color al blanco y negro, especialmente al negro.
Y escucho a Vinicius, a Jobim, a Caetano y a esa eterna desventura de vivir... y la cosa no mejora.
Cada vez que escucho a Caetano Veloso me viene a la cabeza su participación en "Hable con ella" y los lagrimones de Darío Grandinetti escuchándole. No es para menos.
Sábado. Las dos de la mañana. Música, humo y algo más de 0,8 de alcohol en sangre.
Sandra me pregunta que cómo me las apañaría si tuviera que matar a alguien. "¿Estás pensando cargarte a tu jefe?", le pregunto. Me dice que no, que no es más que una forma de psicoanalizarme. Después de seis temporadas de Los Soprano no debería tener problemas para responder a esa pregunta: un cable alrededor del cuello, decenas de puñetazos y golpes de la cabeza contra el suelo hasta que los sesos comiencen a salír por los oídos, una bala a través de la ventanilla de un cadillac negro... de todos modos no creo que ninguno de esos tres métodos me sirviera de nada, soy bastante enclenque y ni tengo ni sé cómo conseguir una pistola.
Según Sandra el que nunca me haya planteado cómo matar a nadie es consecuencia de mi educación religiosa. Repaso mentalmente los mandamientos:
1.- Amarás a Dios sobre todas las cosas... ni de coña. 2.- No tomarás el nombre de Dios en vano... creo que se refiere a no blasfemar. Yo blasfemo bastante a menudo así que... tampoco. 3.- Santificarás las fiestas... hay que ser muy pringado para perder el tiempo en tal cosa. 4.- Honrarás a tu padre y a tu MADRE... sin comentarios. 5.- No matarás... eso es precisamente lo que estamos analizando. 6.- No cometerás actos impuros... cuanto más impuros, mejor. 7.- No robarás... ¿en pleno siglo XXI? 8.- No dirás falso testimonio ni mentirás... necesito un abogado. 9.- No consentirás pensamientos impuros (aquí se le debió agotar la imaginación a Moisés porque me parece un poco reiterativo teniendo en cuenta el sexto). 10.- No codiciarás los bienes ajenos (otro mandamiento idiota teniendo en cuenta el séptimo).
El caso es que no creo que se trate de una cuestión religiosa. Además, el hecho de que no haya planeado asesinar a nadie no significa que no haya elucubrado con la posibilidad de asesinarme a mí misma. Llego a la conclusión de que le mundo se divide entre suicidas y homicidas y de que yo pertenezco al primer grupo. Sandra, que siempre intenta generarme dudas) empieza a hablarme de Acebes, de Rajoy, de Ana Rosa Quintana, de gente capaz de despertar los instintos homicidas del propio Mahatma Gandhi. Pero yo no cedo, yo soy del primer grupo aunque no vería con malos ojos que alguien del segundo les cantara las cuarenta a esa pandilla.
Estamos un poco pedo. Hacemos una encuesta a nuestro alrededor sobre si la gente es más suicida o más homicida. Ganan los que nos miran como si hubiéramos perdido la cabeza.
Besos.
Beta
Pdta: El último disco de Calamaro tiene momentos gloriosos.
Lo reconozco, soy una persona influenciable. Cuando veía "Los Soprano" tendía a comportarme como si viviera inmersa en un mundo de mafiosos y de chulos, y mis amigos se reían porque yo iba por ahí rasgando la voz como si fuera Marlon Brando en "El Padrino" y diciéndole a todo el mundo que les iba a hacer una oferta que no podrían rechazar. Ahora he pasado de las historias de mafia a las del guionista folleitor de "Californication". No sé si habéis visto la serie o si habéis oído hablar de ella (a mí me la descubrió el dueño de ese maravilloso blog llamado El guionista hastiado). El agente Mulder de "Expediente X" es ahora un guionista (Hank Moody) que se pasa los venticinco minutos de cada capítulo de la serie fumando y follándose a cuantas tías le salen al paso. Menudo cambio. La serie es cojonuda pero claro yo, como siempre, cojo ideas.
En uno de los capítulos el agente literario de Hank (un tipo bajito y calvo que hacía de marido judío de Charlotte en "Sexo en Nueva York") se enfada cuando su mujer le intenta meter un dedo en el culo mientras están follando. Le dice que cómo osa profanar sus santos sepulcros y cosas así (no es literal pero más o menos viene a decir lo mismo) aunque yo, para mí, creo que en el fondo le gusta. Ya sabéis, uno de esos numeritos de masculinidad propio de gente con complejos.
Llevada por mi influenciabilidad el otro día hice lo mismo con Carlos. Un dedo, más no porque aún me acuerdo de la secuencia de "Mallrats" donde uno le dice a otro que el peor castigo que se le puede hacer a alguien es meterle su propio dedo en el culo ya que "el olor a mierda no se va nunca". Bueno, el caso es que a Carlos se le arquearon las cejas cuando me notó explorando por su puerta trasera. Tras la sorpresa inicial me miró a los ojos y me llamó "puta" (él no sabía que a mí me gusta que me llamen "puta" cuando me follan). Eso sí que fue un cambio radical y no los que prometen en "el programa de televisión". De repente había despertado, sin yo saberlo, a la fiera sexual que Carlos lleva dentro. Cogió sus prejuicios, se los quitó, los dobló y los aparcó en la silla que hay junto a la cómoda (es una forma de hablar). Luego regresó y la cosa mejoró notablemente.
Dos preguntas de todo a cien:
1.- ¿Qué coño hacen en Cuatro que no están emitiendo Californication en horario de máxima aundiencia? 2.- ¿A cuántos tios conocéis que se dejarían meter un dedo en el culo mientras están follando sin poner el grito en el cielo?
El sábado cumplí 24. Si todo va bien supongo que ya habré gastado alrededor de un tercio de mi vida. Tengo la sensación de que la cosa acaba de empezar pero... ya me he consumido en una tercera parte. Da vértigo. Tres de noviembre, justo después del día de los muertos. Que mal rollo. Miré en internet quien más cumplía años ese día pero no me salió gran cosa. Al parecer el 3 de noviembre nacieron Andre Malraux (me bajé una peli suya sobre la guerra civil de internet pero aún no la he visto) y Jaume Balagueró (tampoco he visto ninguna película suya aunque creo que Rec si que la voy a ver, más que nada por Manuela Velasco). Por el contrario ese día murieron Azaña y Matisse. Da la sensación de que el 3 de noviembre es mejor fecha para morirse que para nacer. Menuda mierda. Bueno, también me he enterado que el sábado cumplió años un chico que presenta en la tele pero cuyo nombre no puedo decir (secretitos de Jimena).
No me gusta celebrar mi cumpleaños, detesto que me hagan soplar las velas y ODIO que me tiren de las orejas, pero tampoco me apetecía pasar un día familiar de sonrisas fingidas así que llamé a Ona para quedar. Ella parece que siempre tiene cosas que celebrar. No conozco a nadie a quien le gusten tanto las fiestas... y cuanto más infantiles mejor. Me dijo que fuera a su casa, que ella se encargaría de todo. Ona vive a tomar por el culo (en una urbanización a venticinco kilómetros de Madrid) pero hace las cosas con tanto entusiasmo que es difícil ponerle algún pero. Cuando llegué había ¡¡globos!!, sandwiches, pasteles y, afortunadamente, bastante alcohol.
Además de su novio Julio vinieron Andrea y Pepe, a quienes hacía un siglo que no veía, Laura, Sonia y Carlos (mi falso primo que últimamente no se pierde una). Por la noche bajamos a Madrid y alguien propuso ir al Tupperware. No es un sitio que yo suela frecuentar pero basta que María se deje caer por allí para que a mí me apeteciera probar fortuna. Por desgracia no había rastro de ella. Los que sí estaban eran Nacho y Arturo, que participan en la película y que no dudaron en unirse al grupo.
A eso de las dos Carlos se empezó a poner sobón y a mí me pareció que ya había esperado bastante por mi regalo de cumpleaños.
