martes, 21 de abril de 2009

La pianista y el matón

Hola,

Cuando tenía seis, siete, diez años quizás, quería tocar el piano. En realidad no quería tocarlo entonces, quería saberlo tocar cuando fuera mayor. Quería que llegara un día en que pudiera sentarme delante de un teclado y que mis dedos se movieran solos por encima arrancando melodías. Quería que la gente me rodeara y me admirara, y me quisiera. También me imaginaba, muchos años después, mostrando mis habilidades como pianista a un niño antes de mandarle a la cama. Esto último ni yo misma lo entiendo ya que mi instinto maternal siempre ha sido igual a cero.

Por aquel entonces, me compraron un pequeño órgano electrónico, lleno de ritmos y de acompañamientos, que era capaz de hacerse pasar por una flauta, o por una guitarra, o por un órgano de una iglesia, o por un piano, o por una mandolina. Yo me sentaba frente a él y simulaba que era una concertista, simulando que era yo quien tocaba las canciones que sonaban en el reproductor de CDs. Era una suerte de concertista impostora que, de vez en cuando pulsaba alguna tecla sin conseguir nunca acertar con la nota correcta. Era como si quisiera aprender a tocar por mímesis.

A día de hoy ya no tengo aquel órgano pero sigo tocando el piano sobre la mesa. Pongo música en el ordenador, aparto el teclado y entro en éxtasis mientras mis dedos pulsan teclas imaginarias sobre una mesa blanca.

A veces creemos que hacemos cosas que en realidad no hacemos. Nos engañamos para sentirnos felices. Nos prometemos una vida eterna que en realidad no existe. No hay nada malo en ello. Lo malo es cuando es el Rouco de turno el que intenta sacar partido de nuestras creencias, y nos atemoriza, como un matón de barrio, con arrebatarnos nuestros sueños.

Besos.

Beta

28 comentarios:

Burgal dijo...

Osea, Karaoke.

Anónimo dijo...

O playback.

KALIGULA en Kandor dijo...

Yo tuve uno también, tocaba la de palomitas de maiz, palomitas de maiz, y era feliz.

Pero luego mis padres me metieron a solfeo y le coji asco a los instrumentos musicales.

Menos mal que me echaron del conservatorio y más tarde me compré una guitarra electrica y le volvi a cojer el gusto a la música.

Lo malo fue cuando murió Kurt Cobain. La guitarra me dió mucho yu-yu y ahora solo tengo una española, que cojo de vez en cuando por que me gusta como queda en mis piernas.

Paco Bailac dijo...

Sustantiva entrada amiga.... Muy oportuna la cita del bueno de ROUCO.. Te dejo un saludo en la esperanza trabajes por la emancipación.


Paz para ti

pacobailacoach.blogspot.com

. dijo...

Brahms tocaba soble un teclado que había pintado. En su caso era así sobre todo por falta de dinero.

Si te fijas en Joe Cocker parece que toca algún instrumento con las manos cuando actúa. Vivenciar algo significa tenerlo antes en la intención que en la práctica.

Supongo que ese deseo del primer párrafo corresponde con una necesidad de realización personal y lo que aparenta ser un instinto maternal puede ser la necesidad de compartir algo íntegro. Imagino que habrá más margen de interpretación.

Eva dijo...

Soñar es gratis y lo más importante es que ¡es gratis!
Al que no sueñe y al que no le gusten los soñadores que les dennnn ^^.
Un beso.

La Abutrí de Getafe dijo...

Y tocar teclas mentalmente mientras hay personas que te hablan y no te interesa lo mas minimo?...Es curioso,pero a mi me alivia.

Besos.

Jorge dijo...

Cuando se desmoronó el imperio romano y los germanos se abalanzaron sobre Roma como botelloneros la iglesia pasó mucho miedo. Como todo el mundo, supongo.
No tardaron en darse cuenta de que los bárbaros eran bastante sugestionables y muy supersticiosos. Cosas del carácter vehemente.
Si hubieran tratado de seducirles con referencias a un dios amable y amoroso que envió a su hijo a morir para dar un ejemplo de amor incondicional, los germánicos se hubieran mirado unos a otros y después habrían usado los cráneos de los curas para beber cerveza, así que (como todas las buenas empresas, que son las que sobreviven a las grandes crisis)adaptaron su producto al nuevo contexto de mercado y Dios evolucionó hacia un señor con barba que lo contemplaba todo desde arriba con el ceño fruncido y te cocía a hostias si te portabas mal. Sobre todo con los curas, por supuesto. Y para redondear el nuevo producto se inventaron el infierno, que es una idea mercadotécnica sublime.
Los bárbaros se sintieron bastante impresionados y no tocaron a los curas, por si acaso. De hecho se acabaron convirtiendo al cristianismo. Todo un éxito, y lo afirmo sin ironía.
La iglesia lleva siglos gestionando aquel exitazo sin variar demasiado el producto. Algo así como las galletas Chiquilín.
Personalmente no me creo que un dios omnipotente no tenga nada más interesante que hacer que crear a un ser imperfecto, dejarlo en un mundo durísimo y dedicarse después a putearle cuando cede a las tentaciones o mete la pata.

Zuviëh S.F. dijo...

A mí eso me pasa con el violín, pero ni pongo los brazos en posición. Cierro los ojos y me imagino. :D

Ukio sensei dijo...

Aprende a tocar un instrumento de verdad, hazme caso. No es comparable.

Rouco me la come. Dios existe, y es Hendrix.

Más claro, agua dijo...

Para eso se inventó la tapa del piano, para bajarla de súbito sobre las manos del Rouco de turno cuando éste interfiriera en nuestra vida... ;-)

Twat Boy dijo...

Lo importante es tratar de recordar los sueños que tuvimos y creer que algún día los podremos hacer realidad, es la única manera de poder conseguirlos. Y por supuesto sin Roucos ni guías espirtuales similares, empleados de empresas al final, llámalo iglesia, llámalo partido político...necesitan dinero para existir al fin y al cabo.
¡Un saludo a todos!

Beta dijo...

Kalígula, ¿porqué te echaron del conservatorio?

Bluesman, es verdad, Joe Cocker hace eso... y se nota que disfruta.

Eduardo clarividente, sigo dándole vueltas a lo que te conté.

KALIGULA en Kandor dijo...

Por tripitir, que no tengo oreja musical decía la maestra!!!

francisco dijo...

Quién es ese Rouco de turno?, con qué te amenaza?

Me gusta mucho tu estilo, tu pegada.
Besos

Reina.M dijo...

yo lo máximo que llegué aprender a todar con un piano fue la melodia de las bodas...vamos un desastre

la vecina del quinto dijo...

¿Quizás un PT-10? En mi casa desaparecían misteriosamente...

Miguel Molina dijo...

Lo que hay que hacer es olvidarnos del Rouco de turno e intentar que nuestros sueños dejen de serlo y se conviertan en realidades.

Es fácil decirlo, pero complicado el hacerlo. De todas formas hay que intentarlo.

Nos vemos

Carlos dijo...

No sabía yo por donde acabaría la historia del piano, y mira por donde parece que todos los caminos conducen a Rouco. ¿No podría evaporarse de nuestra existencia?

Coco dijo...

El pronunciamiento de la Iglesia sobre las cuestiones morales es un tema espinoso, más aún cuando la Iglesia niega su intromisión en la política. ¿Acaso hablar de ética y moral no es hablar de política? No obstante, también digo que no se puede vetar a la Iglesia como se está haciendo en la actualidad. La libertad de expresión vale para todos, para bien o para mal, nos guste o no.

picafloreando.blogspot.com

Anónimo dijo...

Cuando imaginamos algo, para nuestro cerebro es como si lo estuvieramos viviendo de forma real, las conexiones neuronales se construyen de la misma forma cunado se imagina que cuando se experimenta, las ondas cerebrales también son las mismas, la diferencia está en la consolidación en la memoria largo plazo de un apendizaje con la práctica (entre otras cosas. El caso es que para tu cerebro, tu ejercicio de imaginación es como una experimentación, por esto esos momentos son tan importantes para nosotros, aunque sepamos que estamos soñando, realmente eres una pianista ( y yo normalmente vuelo en ala delta)
Esta información la puedes constular en cualquier manual de neuropsicofisiología o neuropsicología (en los apartados de ondas cerebrales en sueño-vigilia y/o en formación de campos neuronales).

Un besito
Rompebragas (aparte de romper braguitas también soy neuropsicóloga)

japogo dijo...

Con qué facilidad me has trasladado a los sueños de infancia... y con qué facilidad se ve cómo les hemos cortado las alas.

Más claro, agua dijo...

Ya sabes que yo, encantado ;-)

Anónimo dijo...

jajajaja!!
vaya, q cuirioso, a mi me paso exactamente lo mismo cuando era pequeña... aunq si, yo aun conservo ese organo... y recuerdo q me ponía al pie de la ventana de mi cuarto (que antes la veía muy alta, joo).

saludos.

inespoe@gmail.com dijo...

y ese mistisismo?

Yo también tenía el mismo deseo. Afortunadamente tengo un novio que hace todas las cosas que yo quise hacer y nunca pude, como por ejemplo: tocar el piano y hablar 4 iddiomas.

A pesar de eso tenemos nuestros dones: sé cuál es el tuyo.

chao

takeshi dijo...

A mi hermana le regalaron un órgano de color beige cuando tenía 5 años. Un día, mi madre se la encontró en el baño con el órgano dentro de la bañera, limpiándolo efusivamente. Mi madre le preguntó a ver qué coño hacía, y ella le respondió que el órgano estaba sucio, y que lo iba a dejar blanco.

Desde entonces, siempre ha odiado el beige y los órganos.

Anónimo dijo...

Muy bueno, Beta.

Violeta Increíble dijo...

Yo tocaba el piano de niña, también. De hecho, sigue en casa de mis padres, desafinado y lleno de polvo, albergando sus esperanzas de que vuelva a tocarlo. Pero a mí me pasó lo que a Kaligula, le cogí asco al solfeo.

En mi caso, no se trató de poca oreja, sino de una señora rusa que tenía un polvazo diciéndole a mi madre: "Lo siento, señorra, su hija tiene cabeza grrande, perro poco talento".